Chile: Palabras del Alto Representante/Vicepresidente Josep Borrell en la rueda de prensa en la delegación de la UE

Buenos días y muchas gracias por estar aquí, en estos nuevos locales de nuestra delegación de la Unión europea en Chile. Un edificio moderno en este Santiago de Chile cada vez más moderno. Con un skyline realmente espectacular, con la cordillera nevada detrás.

Estamos hoy inaugurando nuestros nuevos locales. Este acto, al que va a asistir después la ministra de exteriores y los embajadores de los distintos países de la Unión europea, es un acto cargado de simbolismo, porque refleja todas las ambiciones y los objetivos que tenemos como Unión europea y nuestra voluntad de fortalecer la relación ya de por sí extraordinaria y antigua que tenemos con Chile.

Piensen que la relación con Chile es la más antigua de todas las relaciones que tenemos con los países latinoamericanos. Fue aquí, en Santiago, donde la Unión europea abrió su primera delegación, su primera embajada en el exterior. Y fue con Chile que firmamos el primer Acuerdo de Asociación, que a finales de este año cumplirá 20 años de antigüedad. Fue en el año 2002 y desearía que antes de fin de año, coincidiendo con el 20 aniversario del Acuerdo de Asociación, pudiésemos firmar la puesta al día, la modernización de este acuerdo. 

La semana que viene se desplazará a Santiago de Chile una importante misión técnica de la Unión europea para comentar con el nuevo gobierno chileno los términos de esta modernización del acuerdo que – como les digo – va a cumplir 20 años. 

Soy muy consciente de que Chile se enfrenta a grandes desafíos, que Chile está iniciando una nueva etapa cargada de esperanzas, pero también de retos para construir una sociedad más justa, más igualitaria y más democrática. 

Para nosotros Chile es un socio privilegiado, no solo por la antigüedad de nuestra relación, sino también por el importante papel geopolítico que Chile juega en América Latina y en el concierto mundial. 

Nuestros lazos culturales, políticos y económicos son muy importantes, pero creo que los podemos desarrollar más, y hay ciertamente campos en los cuales estarelación necesita ser mucho más profunda. Los tiempos que corren nos invitan a ello. Tenemos profundas distorsiones en los mercados energéticos mundiales, como consecuencia de la guerra en Ucrania que también va a afectar a los mercados de productos alimenticios, de materias primas. Por lo tanto, desgraciadamente, nos enfrentamos a una convulsión en el sistema económico mundial que va a ofrecer a países como Chile, que son capaces de embarcarse en la aventura del hidrógeno verde para el que tiene grandes ventajas comparativas, una oportunidad excepcional. 

Durante mi visita, voy a tener ocasión de ver de cerca el desarrollo en materia de energías renovables. Atacama es la parte de la tierra con la mayor intensidad en radiación solar. Tienen ustedes una fachada marítima larguísima. Una superficie que puede ser utilizada para el desarrollo de las energías renovables. Tienen agua, tienen sol, tienen viento. Tienen todo lo necesario para ser campeones en la lucha contra el cambio climático. Vamos a visitar la gran planta termosolar de Cerro Dominador, en el desierto de Atacama, que es una de las realizaciones tecnológicas más importantes en esta materia. 

Y no solamente en materia de cambio climático y tecnología, está también todo el capítulo que se abre de defensa de la soberanía de los Estados, la integridad territorial de cada uno de ellos, las nuevas amenazas geopolíticas que la guerra en Ucrania nos plantea. 

Hay una revolución digital en marcha, hay una lucha contra el cambio climático y contra las desigualdades sociales. Creo que son tres terrenos en los que Chile se embarca con su nuevo gobierno y que la Unión europea quiere acompañar, reforzando nuestros lazos. Que los metros cuadrados de esta nueva delegación sirvan como ejemplo de nuestra voluntad de hacerlo. 

 

Q&A

Q. ¿Cuál es la respuesta de la Unión europea ante la amenaza a la Unión que viene de Rusia requiriendo que la factura de gas se pague en rublos? Se sabe que ayer hubo dos cortes del suministro de gas a Bulgaria y a Polonia por el hecho de haber dicho no al requerimiento. Se sabe también por la agencia Bloomberg que algunos países, sin embargo, se están moviendo en la dirección de aceptar el requerimiento ruso. Eso afecta también a lo que dice la presidenta Ursula von der Leyen, que aceptar esa postura afecta a las sanciones que la Unión europea está tomando contra Rusia. 

No es una cuestión muy chilena la verdad, pero comprendo que la actualidad internacional tiene sus imperativos. Ayer hubo reuniones de los grupos de trabajo de los países de la Unión Europea y de la Comisión europea para coordinar la respuesta a este problema, a la cuestión que usted plantea de la amenaza rusa de interrumpir los suministros de gas. Y puedo decirle dos cosas.

La primera es que todos los Estados miembros están unidos en una respuesta solidaria, que lo que le pase a Polonia y Bulgaria le pasa a la Unión en su conjunto; que hay capacidades para sustituir el suministro de gas a estos países a través de suministradores de otras fuentes; [y] que tenemos capacidad para rebombear los suministros de gas y distribuirlos entre nosotros - porque no es solamente un tránsito unidireccional, una vez dentro de la Unión Europea el gas puede circular de un país a otro. Por lo tanto, nuestra respuesta será conjunta, será solidaria y unida, porque lo que le pase a un Estado miembro, consideramos que les pasa a todos a la vez.

En segundo lugar, siguiendo las directrices de la Comisión europea, ningún Estado miembro hará nada que implique circunvalar las sanciones. Los contratos se cumplirán estrictamente en los términos en los que están previstos. Donde dice que hay que pagar en euros o en dólares, se pagará en euros o en dólares. Naturalmente Rusia hará lo posible para intentar que estos pagos se hagan de una manera que signifique ponernos en dificultad. Eso forma parte de las reglas del juego, pero quiero insistir en esas dos cosas: la respuesta será unida y solidaria, y las sanciones serán respetadas. 

Q. Ayer usted dijo que las sanciones no habían servido ni para prevenir la guerra ni para detenerla. Llegado a este punto, ¿está considerando tomar sanciones más agresivas, como un embargo al petróleo y gas ruso? Sobre todo considerando lo de Polonia y Bulgaria.

Lo que dije es una obviedad, es la pura constatación de la realidad. La amenaza de las sanciones no fue suficiente para que Rusia desistiera de su declarada intención de atacar a Ucrania. La intención declarada y que no tiene una excusa, ni razón, ni pretexto, ni justificación alguna. Y, como todos sabemos, las sanciones tienen efectos en el medio plazo. Debilitan y mucho a la economía rusa, pero de una manera inmediata no tienen la capacidad milagrosa de detener los ataques rusos que, al contrario, se han intensificado, porque [el presidente de Rusia, Vladimir] Putin insiste una y otra vez en que quiere continuar esta guerra.

Cuando se nos critica a veces porque suministramos armas a Ucrania, no hacemos sino ayudar a defenderse a un país atacado sin justificación alguna frente a un agresor que aprovecha todas las ocasiones para decir otra vez que quiere continuar la guerra. Se lo dijo al canciller austríaco [Karl Nehammer] en su visita a Moscú y lo vuelve a repetir cada vez que tiene ocasión, incluso aumentando el nivel de la amenaza y hablando de posibilidades de extender la guerra a otros países. En esas circunstancias, la Unión europea va a continuar ayudando militarmente a Ucrania y, al mismo tiempo, está permanentemente dispuesta a fomentar negociaciones y los cauces diplomáticos. Pero si uno no quiere, es difícil. Y manifiestamente Rusia no quiere. [Rusia] quiere continuar esta guerra. 

Las sanciones continuarán, sus efectos se harán sentir. Ya se están haciendo sentir y lo harán cada vez más. En cuanto a una decisión de interrumpir drásticamente las compras de petróleo y de gas ruso, esa decisión no ha sido todavía tomada por los Estados miembros, porque tal decisión, o la decisión económicamente más fácil de aplicar, como establecer algún tipo de medida impositiva o un impuesto a la importación, no ha reunido hasta ahora la necesaria unanimidad por parte de los Estados miembros. Por lo tanto, no ha podido ser tomada. Lo cual no quiere decir que no se vuelva a considerar a la vista de los acontecimientos y de cómo se están desarrollando. 

Q. El presidente Boric ha dicho que nuestro país va a presionar en el Foro de Integración y Comercio Internacional para asfixiar a Rusia con sanciones, pero todavía no se han tomado en concreto desde Chile. ¿Usted tuvo la oportunidad de conversar con él sobre si Chile se iba a poner de acuerdo con otros países latinoamericanos para presionar al gobierno de Rusia? Hay información de que el gobierno chileno no ha podido o no ha querido reunirse con el representante de negocios de Ucrania acá en Chile. ¿Sabe tal vez por qué podría ser eso?

No sé cuáles son los actividades y las relaciones diplomáticas que Chile tiene con todos los países del mundo, en particular con Ucrania.

Ni tampoco tengo por qué estar informado. Yo quiero aprovechar la ocasión para agradecer de nuevo a la República de Chile y, en particular, a su presidente, la posición tan clara y tan firme que han tomado en todos los foros internacionales para condenar la agresión de Rusia a Ucrania. En general, América Latina ha estado en esa posición, pero Chile en particular la expresado de una manera contundente. Ha apoyado con su voto en las tres resoluciones en las Naciones Unidas.

Por lo tanto, quiero señalar la importancia que esta actitud tiene, y ayer una vez más creo que el presidente lo dijo con toda la claridad. Chile condena una agresión injustificada y nosotros apreciamos mucho la posición chilena. Las sanciones tienen más o menos efectos en función de la intensidad de las relaciones económicas, comerciales y financieras entre los países. Y las que tiene Chile con Rusia ciertamente no son – digamos - las más desarrolladas del mundo. Por lo tanto, es una cuestión de segunda importancia. Cada país hará lo que crea oportuno hacer, pero la decisión política expresada a través de un voto en la asamblea de las Naciones Unidas tres veces consecutivas, con una condena tan clara en términos políticos como las que expresó el presidente [de Chile] no dejan duda de cuál es la posición del gobierno chileno. 

Q. Esta mañana se conoció que el presidente [de los Estados Unidos, Joe] Biden solicitó al congreso un paquete de 33.000 millones de dólares, de los cuales 20.000 son para ayuda militar a Ucrania. También durante la última hora se conoció la opinión de la secretaria de la Foreign Office británica [Liz Truss] que temía que esta guerra pudiese prolongarse hasta por 10 años. Hace un par de días que Alemania ha dado un giro a su política y autorizó el envío de tanques a Ucrania. ¿Esas señales ratifican que la opción diplomática ya se ha descartado y que se está pensando solamente en una solución militar al problema?

Creo que ya he contestado a una pregunta parecida. Nosotros, la Unión europea, no descarta, al contrario, está completamente dispuesta a buscar una solución.

Todas las guerras se acaban, y todas las guerras se acaban a través de un proceso de negociación y acuerdo. Pero todo depende también de la relativa fuerza con la que las partes acuden a la mesa de negociación. No descartamos - cómo vamos a descartar - al contrario, estaríamos encantados de facilitar una solución diplomática a un conflicto que tiene consecuencias ya tan dramáticas y tan terribles para Ucrania y sus ciudadanos.

Pero una vez más, si el agresor persiste e insiste en su agresión, continúa negándose a negociar sobre ello. Hacen falta dos para bailar el tango, como ustedes saben muy bien. Hacen falta dos para negociar; si uno no quiere, difícilmente se puede hacer.

Y, por lo tanto, mientras tanto hay que seguir haciendo lo que hacemos, y sí, vamos subiendo la intensidad de nuestro compromiso con Ucrania. Las recientes decisiones de Alemania van en esta dirección y yo no puedo sino saludarlas, porque refuerzan nuestro compromiso con la defensa de Ucrania frente a la agresión de la que es objeto.

No me atrevería a hacer vaticinios sobre la duración de la guerra y menos a plazos tan largos como los que usted atribuye a mi colega y amiga, la secretaria de la Foreign Office [del Reino Unido]. Pero seguro que Rusia no esperaba que la resistencia en Ucrania fuese a ser tan importante y tan fuerte y no esperaba tampoco que la guerra fuese ya tan larga como está siendo. Llevamos ya dos meses, seguro que eso no en los cálculos de Putin. 

Q. Sobre las negociaciones para modernizar el Acuerdo de Asociación, ¿cómo van? Ayer usted dijo que el acuerdo estaba casi hilvanado con el gobierno anterior, pero que entendía que el nuevo gobierno tenía que revisarlo. [El presidente de Chile, Gabriel] Boric encarna una nueva izquierda en América Latina, muy crítica con los derechos humanos tanto en Rusia como en Venezuela y Nicaragua, países sancionados por la Unión europea. ¿Cómo ve la Unión europea la aparición de esta nueva izquierda en América Latina? 

Primero, sobre el Acuerdo de Asociación, quiero insistir en que es un Acuerdo de Asociación: no es solo un acuerdo comercial. Tiene una dimensión comercial y económica - sin duda importante -, pero no es la única. A mí me hubiera gustado que esta visita hubiese podido coincidir con el anuncio de un acuerdo completo y total sobre este instrumento. Comprendo que el gobierno chileno necesite tiempo para estudiar bien cuál es el acuerdo al que llegó el anterior gobierno y al que yo contribuí todo lo que pude. Y espero que su reconsideración no signifique reabrir las negociaciones, sino entender mejor cuáles son los términos concretos del acuerdo al que se ha llegado.

Por eso, y aunque no haya podido ser posible hacerlo durante mi visita, en la próxima semana van a estar aquí en Santiago una potente representación técnica, a la vez de la Dirección General de Comercio, que se ocupa de los aspectos comerciales, pero también de los servicios de Acción Exterior que se ocupan de todos los temas que forman parte del Acuerdo de Asociación, que son temas de carácter político, de inversiones, también de los aspectos que usted ha mencionado de cooperación en materia de derechos humanos. Es un acuerdo que será, cuando se firme, el más completo y el más moderno Acuerdo de Asociación que la Unión Europea tenga con ningún otro país y debe ser un modelo a seguir por otros. Espero que esa visita de técnicos del más alto nivel de nuestra organización sirva para aclarar todos los problemas que puedan quedar pendientes, que estoy seguro de que no serán muy graves y que antes de fin de año - estoy poniendo fechas, coincidiendo quizás con el 20 aniversario de la firma del Acuerdo de Asociación, podamos firmar la modernización del mismo.

Y, como le digo, tendrá una dimensión que incluirá aspectos que van mucho más allá de los estrictamente comerciales. Ya saben, por otra parte, que las instituciones de la Unión europea tienen distintas reglas para distintas clases de acuerdos. Un Acuerdo Comercial requiere, por ejemplo, la ratificación por parte de todos los parlamentos nacionales, incluso en algunos casos de parlamentos regionales – como es el caso de

Bélgica -, lo cual hace más laboriosa la ratificación. Otras partes no requieren ratificación de parlamentos nacionales. Hemos de buscar una arquitectura institucional que nos permita ratificar el acuerdo de la forma más rápida posible, porque una vez que se haya firmado a nivel de gobiernos, la historia no se ha terminado. Ese acuerdo tiene que ser ratificado. El procedimiento de ratificación depende de la materia, y hemos de buscar la fórmula para que no nos encallemos en el proceso de ratificación, como - por desgracia - ha ocurrido con otros acuerdos. 

En cuanto a las nuevas formas de expresión política que aparecen en Chile y en otros países también el que yo conozco mejor, en España. Estamos asistiendo en Europa – y las elecciones francesas han sido un buen ejemplo de ello – a un escenario en el que los partidos políticos tradicionales pierden peso en el panorama político de distintos países y aparecen nuevas formas que responden a nuevas demandas de la población. Seguramente tanto en el caso chileno, como en otros países europeos, a la preocupación por la creciente desigualdad. Creo que eso es un mal endémico de nuestras democracias.

El crecimiento económico no corrige las desigualdades y eso genera una demanda, como hemos visto aquí en Chile, de nuevas formas de expresión. Siempre que esas formas de expresión se desarrollen de una manera democrática, nada que objetar. Cada país buscará la fórmula que considere más adecuada. Y ustedes en Chile están buscando una fórmula a través de una nueva Constitución, que es un proceso político que seguimos con mucho interés porque permite canalizar esas nuevas formas de expresión política a las que usted se refería.

Pero déjenme que aproveche esta ocasión, sin querer dar consejos a nadie, para decir que las constituciones son marcos que expresan un gran consenso de la sociedad. Las constituciones deben ser capaces de acoger políticas de distinto signo. Dentro de una misma Constitución pueden caber gobiernos de izquierdas y de derechas. Las constituciones son piedras fundamentales de la convivencia política y, por lo tanto, necesitan un gran acuerdo. Cuanto más grande, mejor. Las constituciones no son elementos de división, son elementos de cohesión, que sirven de base para que luego la política cotidiana y cada gobierno pueda ejercer sus prioridades de una manera que sea acorde con el apoyo político que reciba. Pero una constitución es un marco para la acción que tiene que ser capaz de acoger en su seno distintas expresiones políticas. Por eso creo que si es así - y espero que sea así -, Chile no tiene nada que temer de un nuevo marco constitucional. 

 

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