Palabras del Embajador Gilles Bertrand en la presentación a las víctimas del Informe de la Comisión de la Verdad

Bogotá, 29 de junio de 2022 

Queridas amigas y queridos amigos,

Querido Padre de Roux, queridas y queridos Comisionados, amigos de la comunidad internacional,

Es un honor y un orgullo acompañar a la Comisión de la Verdad ayer en la entrega de su informe final y en esta tarde con representantes de las víctimas del conflicto colombiano y de sus organizaciones.

Esta entrega es la conclusión de tres años y medio de labor de búsqueda de la verdad: escuchar las verdades, construir una visión común a partir de cada una de ellas, entender lo que pasó -e incluso sigue pasando- y tratar de entender por qué pasó para lograr la reconciliación, la reparación de las víctimas, la sanación y la pacificación. Entender para poner fin. Entender para no repetir.

La Unión Europea ha vivido la dificultad de poner fin a la guerra, sabemos lo sumamente difícil que es mirar el pasado de frente. En unos países europeos, el trabajo de memoria de la Segunda Guerra Mundial sólo empezó una o dos generaciones después de los hechos. Colombia, con mucha valentía, ha decidido llevarlo a cabo inmediatamente después del Acuerdo de Paz, después de un conflicto tan largo, que ha penetrado tan profundamente a la sociedad colombiana, que la ha carcomido. Nunca dejaremos de saludar este compromiso ejemplar y el empeño que las mujeres y los hombres de este país le ponen a sacarlo adelante. En esto ustedes han sido y siguen siendo un ejemplo para el planeta.

De las muchas razones por cuales el acuerdo de paz colombiano se cita a menudo como modelo alrededor del mundo, dos siempre resaltan; la determinación de Colombia en abordar las causas del conflicto, que acabo de mencionar; y el enfoque en las víctimas: sus derechos, su dignidad, su papel en la implementación del Acuerdo y en construir un país distinto.

El sistema de justicia transicional busca asegurar que el dolor del pasado no domine el futuro, garantizar los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición, a través de una combinación innovadora de mecanismos juridiciales y extrajurídicas. Nuestra reunión esta tarde es un paso fundamental para cumplir este compromiso.

La publicación del informe final ayer y el fin programado de la Comisión a finales de agosto no significan que dejaremos de hablar de su labor. El informe es un punto de partida, el inicio de otro proceso transcendental para Colombia. Su difusión, su comunicación, la aceptación de la verdad, de verdades difíciles que este país ha decidido enfrentar y superar, y necesita enfrentar, para cambiar el curso de su historia. En este proceso también, las víctimas y sus representantes jugarán un papel fundamental.

Permítanme concluir compartiéndoles dos ideas que me parecen esenciales, en realidad dos compromisos que quiero reafirmar hoy, en frente de la Comisión y de las víctimas, en nombre de la Unión Europea y de sus dieciséis Estados Miembros representados en Colombia, cada uno de ellos comprometidos con la paz de Colombia y con su trabajo de verdad.

Primero, estamos profundamente conscientes que las regiones de este país no son iguales frente a la paz y a la verdad. Lo sabemos por nuestra presencia continua en las regiones más apartadas del país, defendiendo a su gente y a su naturaleza, y por el contacto permanente que mantenemos con muchas comunidades de estas regiones. El conflicto sigue vivo y en ciertas partes se ha fortalecido. Todavía matan masivamente líderes y lideresas, hombres y mujeres sumamente valiosos sacrificados sin sentido, pedazos enteros del futuro de Colombia que se van para siempre. También hay zonas donde la situación ha mejorado pero los últimos que conquistaron el poder a la fuerza siguen presentes, mandan de forma oculta. En estas zonas también, sabemos que el trabajo de verdad y de reparación queda por empezar. Desde la Unión Europea, continuaremos acompañando este diálogo, haciendo presencia en estas regiones, empujar las puertas de la verdad de la mano con el país, con sus comunidades, con su gobierno.

Segundo, y quiero concluir con esto, si tuviera que escoger una razón por qué estoy convencido del éxito del proceso de verdad, la tengo muy clara: Colombia logrará la no repetición gracias a su juventud. Gracias a intercambios con estudiantes, con consejeros y consejeras de juventud de todo el país, también en eventos organizados por la Comisión, siempre me quedo impresionado con la sabiduría de la juventud colombiana y su apuesta por la paz. Su voluntad de entender por qué las generaciones pasadas han entrado en este espiral, en este surco del conflicto, y es tristemente fácil y a veces casi lógico caer en la trampa de la violencia. La consciencia profunda que han heredado este conflicto y que es su responsabilidad sanarlo, pero que no es el suyo. Y también su determinación a cambiar las cosas, a cuestionar los procesos y las equivocaciones del pasado. Porque algo hizo mal, al menos colectivamente, la generación saliente. Algo que la nueva generación entrante es determinada a cambiar, y lo hará.

Muchas gracias por su atención.

Fotografía: Crédito a @juniortavera61