Intervención del presidente António Costa en la sesión de apertura de la cumbre UE-CELAC, 9 de noviembre de 2025
Es un gran honor inaugurar, junto al Presidente Petro, esta IV Cumbre de la comunidad de Latinoamérica y del Caribe con la Unión Europea. Agradezco al Presidente Petro y a Colombia por acoger esta cumbre en esta hermosa ciudad de Santa Marta.
En primer lugar, quiero saludar a los delegados de los 60 países y a las organizaciones internacionales aquí presentes y expresar mi solidaridad con los países más afectados por el huracán Melissa, que tanta destrucción ha sembrado a su paso por el Caribe.
En un mundo multipolar la cooperación birregional entre Europa, Latinomérica y el Caribe es más importante que nunca. Y, la verdad, en mi larga carrera política, nunca he visto tantos intercambios entre nuestras dos regiones. Nos llevó ocho años celebrar una cumbre después de la de 2015. Ahora solo han pasado dos años desde la última, en 2023 en Bruselas. Desde esa última cumbre hemos incrementado nuestros contactos a todos los niveles con más de 60 visitas de alto nivel entre la Unión Europea, América Latina y el Caribe.
Hemos convocado reuniones ministeriales; nos hemos reunido en formatos subregionales y bilaterales. Solo durante la última Asamblea General de Naciones Unidas, los ministros y cancilleres de Exteriores, tuvieron dos reuniones en Nueva York. Hemos fortalecido así nuestra cooperación en materia de energía, resiliencia climática, digitalización, en la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico, así como también en el ámbito de la salud.
Nuestros intercambios comerciales también han aumentado en los últimos años: más de un 45% desde 2013. Estamos ampliando nuestra red de acuerdos comerciales como nunca antes, abarcando casi todos los países de la Latinoamérica y el Caribe. La Unión Europea es también el primer inversor extranjero en la región, con más de 800 mil millones de euros en inversión directa.
Desde su creación, el programa de inversiones de la Unión Europea, el Global Gateway, ya ha movilizado más de 31 mil millones de euros para impulsar las transiciones verde, digital y social. Hoy en día, ya hay más de 100 proyectos concretos en marcha. Inversiones para promover las interconexiones eléctricas regionales, para avanzar en la conectividad digital, particularmente en las zonas remotas vía satélite, y facilitar el acceso a supercomputadoras para el desarrollo de la inteligencia artificial, para desarrollar la cadena de valor del sargazo en el Caribe, para fortalecer las capacidades locales de producción de vacunas y medicamentos, para acelerar nuestras asociaciones sobre Materias Primas Críticas en la región de una manera limpia y sostenible. Y también, inversiones, para prepararse y enfrentarse mejor a los fenómenos meteorológicos extremos.
Pero, claro, aparte de todas estas inversiones que dinamizan nuestra relación está, por supuesto también, el factor humano: los intercambios y contactos de millones de nuestros ciudadanos, que se benefician de lenguas, culturas y valores compartidos. Los contactos humanos que dan un sentido real a nuestra relación.
Estamos hoy aquí reunidos con un solo propósito: asegurar que esta cooperación se refuerce y se enriquezca. Hacer que nuestro vínculo natural sea aún más fuerte. Fortalecer nuestras complementariedades y estrechar nuestras diferencias. Para que podamos crecer juntos y protegernos mutuamente en un mundo cada vez más inestable y volátil.
Debemos hacerlo. Y debemos hacerlo juntos. Porque juntos somos más fuertes.
Los peligros de la era actual están ahí fuera. Nos asedian. Vivimos una era de competencia entre actores globales, alianzas cambiantes y presiones económicas. Podemos ver las amenazas que plantea el cambio climático, como los fenómenos meteorológicos extremos, entre ellos el más reciente y destructivo huracán Melissa. Las amenazas a la democracia derivadas del autoritarismo, la creciente desigualdad, las violaciones del Estado de derecho y de los derechos humanos fundamentales. Las amenazas al derecho internacional y a los valores esenciales de la Carta de las Naciones Unidas, como la soberanía y la integridad territorial.
Todo esto nos invita a estar juntos, a hablar de todo y lograr una respuesta conjunta.
Por eso estamos aquí. Quiero agradecer a nuestros equipos, que han trabajado muy duro a lo largo de las últimas semanas para que, sentándose juntos aquí países, con muy diversas posiciones ideológicas, hayamos logrado una posición común sobre temas críticos de la actualidad mundial. Lo que estamos diciendo al mundo es que, a pesar de todas las diferencias, juntos, en el marco multilateral, hablando unos con otros, escuchándonos, hemos logrado tener una posición común.
Hace 500 años, cuando se fundó esta ciudad de Santa Marta, también se estaba construyendo una nueva era. Una era marcada por el conflicto, la fragmentación y la división, cuando el poder de la fuerza era el que marcaba el paso de la historia.
Hoy, aquí en Santa Marta, nos reunimos para enviar un mensaje completamente opuesto: elegimos el diálogo, no la división; elegimos la cooperación, no la confrontación; elegimos la asociación, no el aislamiento.
Y en este mundo multipolar que es el nuestro, lo que se necesita es una respuesta multilateral. El futuro solo puede construirse si lo hacemos juntos. El futuro debe pertenecer a todos, o no pertenecerá a nadie.
Muchas gracias.