“Me siento más segura económicamente”

09.11.2020

Juntos por Nicaragua, Unión Europea apoya al desarrollo sostenible de las productoras nicaragüenses y coopera en la protección del medio ambiente

“En mi familia, la tierra ha sido el medio de vida. Mis seis hermanas y yo aprendimos a cultivar nuestras 15 manzanas de tierra como única fuente de ingresos, y con apoyo de diversos proyectos como los que ha impulsado la Unión Europea en nuestra zona, y esfuerzo propio, hemos logrado salir adelante como una pequeña empresa familiar sostenible.  

Nuestra finca está ubicada en Sumulali #1, a 26 kilómetros de Matagalpa. Es una comunidad, con unos 7,500 habitantes que viven de la agricultura. En el caso de mi familia, nos dividimos las tareas del campo.  Por ejemplo, yo, Flor Ivania López, me encargo de las finanzas porque soy economista.

Logré graduarme y obtener mi maestría con los excedentes de la producción de la finca, que mejoraron cuando adoptamos nuevas prácticas agrícolas, tratando de no afectar al medio ambiente.

Así, nuestra finca pasó de ser convencional a diversificada, y a producir durante todo el año.  Actualmente, destinamos cuatro manzanas al cultivo del café, 5 manzanas al de granos básicos, 0.5 manzanas a hortalizas, 0.25 manzanas a cítricos, y lo restante, 5.25 de manzanas, es de ramadas y montañas.

BUENAS PRÁCTICAS

No quemamos el suelo, porque ya sabemos que la tierra se daña y no produce igual.

Incorporamos el rastrojo (monte sobre la tierra para que se fusione y la nutra) y no utilizamos tanto agroquímicos. Para almacenar granos, también hemos reducido sustancialmente el uso de pastillas químicas, y los granos son más sanos para el consumo.

Además, instalamos una pila de agua, con una capacidad actual de 18 mil litros, que nos sirve para diversas tareas. Esa agua antes se desperdiciaba, pero ahora la utilizamos en la época de verano, y hasta tenemos una crianza de peces para autoconsumo y comercialización.

MEJORES INGRESOS

Los ingresos han ido aumentando, y gracias a eso, mejoramos la casita de la finca, se repelló y se le puso puertas. También hemos ido adquiriendo maquinaria agrícola en función de incrementar la producción. Mi hermana, que es ingeniera agrónoma, hasta se compró una moto para que la yegua descansará más.

Veo los cambios. El día a día es más organizado, y el manejo de la finca está mejor estructurado: llevamos un control de gastos y egresos, reinvertimos, toda la familia es parte de las tareas en el campo, descansamos más, y hemos continuado estudiando. Tengo hermanas graduadas en Comunicación para el Desarrollo, y en Trabajo Social.

Yo colaboro en procesos de capacitaciones, en réplicas de conocimientos, participo en ferias para comercializar los productos, impulso proyectos con mujeres en cambio climático y género, y soy parte de alianzas enfocadas en la reforestación de cuencas hídricas de la zona.

Me siento empoderada, más segura en términos económicos y me siento parte activa de mi comunidad”.