La credibilidad de la política exterior empieza en casa

23/07/2020 - Tras arduas negociaciones, los dirigentes de la UE han acordado un paquete de recuperación financiado de forma ambiciosa. Con este acuerdo, la UE demuestra su resiliencia y solidaridad internas, lo que es vital para los ciudadanos europeos, pero también sienta las bases de las interacciones de Europa con el mundo entero. Nuestra unidad interna determina nuestra fortaleza exterior.

«Solo estando unidos y siendo fuertes en casa podemos ser fuertes y creíbles en el mundo.»

 

Los dirigentes de la UE han alcanzado un acuerdo histórico con un plan de recuperación audaz y un acuerdo sobre un nuevo marco presupuestario de la UE para un periodo de siete años. He sido testigo de las negociaciones durante todo el fin de semana. Fueron largas y a menudo complicadas, especialmente en lo que se refiere a los importes globales y a las modalidades de desembolso. En cierto modo, esto es inevitable: en el Consejo Europeo cada dirigente defiende los intereses y puntos de vista de su país, y aquí había mucho en juego.

Sin embargo, lo esencial es que el acuerdo ha resuelto lo más importante: destina importes cuantiosos al apoyo de aquellos países que se han visto más afectados por la pandemia y sus consecuencias económicas y sociales.

 

«Lo esencial es que el acuerdo ha resuelto lo más importante: destina importes cuantiosos al apoyo de aquellos países que se han visto más afectados por la pandemia.»

 

La decisión más destacada de los dirigentes fue autorizar a la UE a contraer empréstitos en los mercados de capitales en nombre de toda la UE, por un total de 750 000 millones de euros. Es difícil exagerar la importancia histórica de este hecho. Al contrario de lo que se suele decir, la UE ya ha contraído empréstitos varias veces en los mercados financieros, pero nunca en tal cuantía: 750 000 millones de euros representan casi el 6 % del PIB de la UE de este año. La contracción de esta importante deuda común europea supone un cambio sustancial en la historia de la Unión Europea, que algunos han equiparado a un «momento hamiltoniano» en referencia a lo sucedido en 1790 en los Estados Unidos, si bien existen diferencias significativas. De hecho, lo que significa es que ahora nos sentimos suficientemente interdependientes y unidos para asumir compromisos conjuntos para las próximas décadas. Esto es algo que hasta ahora nos habíamos mostrado reacios a emprender. Dicho de otro modo, hemos dado un gran paso adelante en la organización de la solidaridad en la UE.

Tras el tradicional regateo, los dirigentes llegaron a un acuerdo sobre el paquete denominado «Next Generation EU», conformado por 390 000 millones de euros en subvenciones y 360 000 millones de euros en préstamos a largo plazo, con prioridad de distribución a las economías con mayores dificultades a fin de apoyar su recuperación económica y su resiliencia. Si se añade el presupuesto ordinario de la UE, que tendrá un total de 1,074 billones de euros para siete años, se obtiene un paquete total de 1,82 billones de euros.

La duración de las negociaciones y las posiciones adoptadas por algunos de los países han generado bastantes críticas. Pero es que hay que pararse a pensar en la magnitud de estos importes. Y lo que es seguro es que no existe ningún otro lugar en el mundo en el que un grupo de países haya aceptado poner en común sus recursos al nivel en que lo ha hecho la UE. Si se añaden las decisiones anteriores, con 100 000 millones de euros asignados a la asistencia al desempleo, más 200 000 millones de euros del Banco Europeo de Inversiones, sumados a los 1,3 billones de euros en ayuda de emergencia para la pandemia del Banco Central Europeo, la respuesta global del «sistema» de la UE es impresionante, tanto por su magnitud como por la rapidez con la que se ha acordado.

Pero, como suele ocurrir, ha habido que pagar un precio. Por ejemplo, debido a las posiciones encontradas de los distintos grupos, se han reducido considerablemente en los planes de «Next Generation EU» los importes propuestos inicialmente para ámbitos orientados al futuro como la investigación, la innovación, la salud, la digitalización y la transición climática. La presidenta von der Leyen ha expresado, y con razón, su pesar por estos recortes, que habrían financiado proyectos de la UE verdaderamente comunes. Otra decepción es el aumento de las correcciones nacionales, que implica a su vez que los recortes efectuados perjudican de forma desproporcionada a los programas que hubieran financiado bienes públicos a escala de la UE.

En el ámbito de las relaciones exteriores, algunos de los resultados son una asignación confirmada de 70 800 millones de euros para el Instrumento de Vecindad, Desarrollo y Cooperación Internacional y un importe de 9 800 millones de euros para ayuda humanitaria. En el ámbito de la seguridad y la defensa, los importes finales acordados son: 7 000 millones de euros para el Fondo Europeo de Defensa, 5 000 millones de euros para el Fondo Europeo de Apoyo a la Paz, 1 500 millones de euros para la Movilidad Militar y 13 000 millones de euros para los programas espaciales europeos.

En resumen, en el ámbito exterior se han producido recortes considerables respecto de las propuestas iniciales de la Comisión, con reducciones especialmente drásticas en el sector de la seguridad y defensa. Aunque no sea una sorpresa, este resultado está por debajo de lo que la Comisión y el SEAE esperaban.

«En el ámbito exterior se han producido recortes considerables respecto de las propuestas iniciales de la Comisión, con reducciones especialmente drásticas en el sector de la seguridad y defensa. Aunque no sea una sorpresa, este resultado está por debajo de lo que la Comisión y el SEAE esperaban.»

 

Con los importes que se han asignado al gasto exterior, va a ser fundamental establecer prioridades muy claras para asegurarnos de obtener los mayores resultados para la UE. También tendremos que seguir progresando en el desarrollo de nuestro planteamiento del Equipo Europa, en el que las instituciones de la UE, los Estados miembros y las entidades financieras ponen en común los recursos, para asegurarnos de conseguir juntos el mayor rendimiento y la mayor visibilidad de nuestro gasto.

Nuestra influencia en el mundo depende, por supuesto, de que contemos con los recursos presupuestarios necesarios, pero también del grado de cohesión interna que seamos capaces de exhibir. Solo estando unidos y siendo fuertes en casa podemos ser fuertes y creíbles en el mundo. A este respecto, aunque el resultado pueda ser decepcionante en términos estrictamente presupuestarios para las personas que, en el SEAE y la Comisión, se encargan de reforzar el papel de Europa en el mundo, el acuerdo sobre el paquete de recuperación es un gran activo para nuestra política exterior.

La próxima etapa del proceso será forjar un acuerdo definitivo con el Parlamento Europeo, que debe dar su aprobación. Veremos cómo reacciona el Parlamento, por ejemplo respecto de algunos de los recortes que he mencionado o de la vinculación con el respeto del estado de derecho.

En conjunto, el acuerdo es un avance importante y positivo. Teniendo en cuenta cómo estábamos en el mes de marzo, hemos dado un gran paso adelante para garantizar que Europa salga más fuerte de la crisis.

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