La Unión Europea debe mantenerse firme y unida en su respuesta a las amenazas rusas y adoptar medidas concretas

12/1/2022 — Blog del AR/VP — Rusia está amenazando a Ucrania y poniendo en cuestión la arquitectura de seguridad de Europa. Esta semana se reúnen en Brest los ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa de la UE: debemos permanecer unidos y ser muy claros en cuanto a lo que queremos y, sobre todo, a lo que nos proponemos hacer.

«La Unión Europea debe mantenerse firme y unida en su respuesta a las amenazas rusas y, ante todo, adoptar medidas concretas».

Rusia ha enviado a los Estados Unidos y a la OTAN propuestas sobre el futuro de la seguridad en Europa que contravienen los principios de la arquitectura europea de seguridad. Esas propuestas han ido acompañadas de una escalada militar en la frontera de Ucrania y de la amenaza indisimulada, por parte de Rusia, de emprender otras acciones militares si no se cumplen sus exigencias.

 

«Dos cosas están claras: tenemos que definir una posición común de la UE y tenemos que fundamentar nuestro papel, apoyándolo en vías de acción concretas, es decir, precisar no solo lo que pensamos o lo que queremos, sino lo que nos disponemos a hacer».

 

En colaboración con los Estados Unidos y la OTAN, la UE debe definir ahora las medidas que puede adoptar para defender el orden de seguridad de Europa y los principios que lo sustentan, que hoy están claramente amenazados. Esta cuestión ocupa un lugar prioritario en el orden del día de la reunión de ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa de la UE que tendrá lugar en Brest esta semana. Hay dos cosas que tenemos que tener muy claras antes de la reunión: tenemos que definir una posición común de la UE y tenemos que fundamentar nuestro papel, apoyándolo en vías de acción concretas, es decir, precisar no solo lo que pensamos o lo que queremos, sino lo que nos disponemos a hacer.

La ambición de las autoridades rusas es impugnar el orden político y de seguridad que nació tras la Guerra Fría. Moscú pretende que se revise el Acta fundacional OTAN-Rusia de 1997 que acompañó a la ampliación de la OTAN a Europa Central y Oriental, y la Carta de París de 1990, que codificó los principios de la seguridad europea tras el final de la Guerra Fría.

Hay tres principios que Rusia aceptó en su momento y que ahora pone en tela de juicio. El primero es el derecho de cada Estado a decidir libremente si desea pertenecer o no a una organización internacional y ser parte o no en tratados o alianzas, tal y como se reconoce en la Carta de París. Al cuestionar este principio fundamental, Moscú está actuando como una potencia revisionista. En opinión de Rusia, esa restricción no solo se aplicaría a los países de la antigua Unión Soviética, sino también a Estados miembros de la UE como Suecia o Finlandia.

 

«Rusia no se limita a formular alegaciones, sino que las acompaña con una creciente presión militar en la frontera ucraniana y amenaza a Kiev con una nueva intervención a menos que sus demandas se satisfagan plenamente».

 

El segundo y el tercer principio son la no utilización de la fuerza y el respeto de la integridad territorial de todos los Estados. Rusia está violando estos tres principios fundamentales en Ucrania, como ha hecho ya en Georgia. Y no se limita a formular alegaciones, sino que las acompaña con una creciente presión militar en la frontera ucraniana y amenaza a Kiev con una nueva intervención a menos que sus demandas se satisfagan plenamente.

Además, Rusia quiere presentar a la Unión Europea como una entidad irrelevante e impulsar una disociación estratégica entre los Estados Unidos y Europa. También pretende que aceptemos su influencia decisiva sobre Ucrania y Bielorrusia, por no hablar de Asia Central. El hecho de que Asia Central se haya incluido en el perímetro de seguridad rusa declarado confirma que la cuestión de la OTAN no es más que un pretexto, puesto que ningún Estado de Asia Central es candidato a la adhesión a la OTAN.

En resumen, los objetivos estratégicos de Moscú podrían no ser otros que la reconstitución del «glacis geopolítico» soviético en Europa y la búsqueda de una disociación entre los Estados Unidos y Europa.

Ambos son, a todas luces, inaceptables. Dicho esto, la pregunta es: ¿por qué deberíamos seguir debatiendo estas cuestiones con Moscú? En primer lugar, porque evitar la discusión nunca es productivo. Esta semana se ha celebrado una primera ronda de conversaciones: el lunes, entre los Estados Unidos y Rusia, en Ginebra; el miércoles, entre la OTAN y Rusia, en Bruselas. Las posiciones siguen estando muy alejadas, pero podemos contemplar la posibilidad de seguir manteniendo intensas conversaciones y consultas a múltiples niveles en las que la UE seguirá desempeñando plenamente su papel.

La semana pasada hablé con el secretario Blinken, y pensamos reanudar nuestra conversación tras la reunión de Gymnich, prueba de que la coordinación entre la UE y la OTAN es sólida a todos los niveles; también el secretario general del SEAE, Stefano Sannino, ha mantenido conversaciones con el vicesecretario estadounidense Wendy Sherman y la secretaria general de la OSCE, Helga Schmid.

Durante las reuniones informales de ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa que se celebrarán esta semana en Brest, trabajaremos en la definición del papel y la contribución precisos de la UE. Tenemos que alcanzar posiciones claras acerca de lo que queremos lograr en estos debates sobre la arquitectura de seguridad de Europa, precisando además claramente las acciones y contribuciones necesarias para ello. Para lograrlo, los europeos debemos mantenernos unidos y preparar nuestra respuesta en caso de que Rusia cumpla sus amenazas a Ucrania o al orden de seguridad europeo en general.

En cuanto al fondo de la cuestión, es obvio que es posible debatir con Rusia las disposiciones de seguridad en Europa y la manera de mejorarlas. La primera tarea consistirá en retornar a los principios generales de la arquitectura de seguridad que se derivan de la Carta de Helsinki, la Carta de París, el Acuerdo OTAN-Rusia o el documento de Viena de la OSCE sobre medidas de fomento de la confianza. La segunda es el establecimiento de un mecanismo más eficaz de gestión de las crisis con Rusia, ámbito en el que la UE tiene mucha experiencia. Obrando de buena fe, debería poderse avanzar en este campo. La tercera es la implantación de mecanismos permanentes y operativos de prevención de conflictos y de medidas de fomento de la confianza de forma que no se malinterprete la conducta de ninguna de las partes, especialmente en lo que se refiere a las maniobras militares.

Por lo que respecta a las relaciones entre la UE y Rusia propiamente dichas, los dirigentes de la UE ya han declarado que toda nueva acción contra Ucrania acarrearía auténticos costes y enormes consecuencias. Además de adoptar un conjunto coordinado de sanciones, también deberíamos estar dispuestos a acelerar las distintas vías de acción que ofrece la política general de «rechazo, contención e implicación» aplicada a Rusia. No somos una alianza militar, pero disponemos de vías y medios para promover nuestros intereses de seguridad y los de nuestros socios.

 

«Tenemos que aprovechar la oportunidad que nos brinda esta crisis con Rusia para reforzar nuestra unidad y nuestra determinación y defender nuestros intereses de seguridad y los del continente en su conjunto».

 

Con tal fin, tendremos que: estar preparados para intensificar nuestra labor de lucha contra la desinformación y las ciberamenazas que emanan de Rusia; reforzar nuestra resiliencia y nuestra seguridad energética mediante un desarrollo más rápido de nuestras propias energías renovables y una mayor diversificación de las rutas y fuentes de importación; y defender con más ahínco a Ucrania y su soberanía para que ese país pueda resistir mejor a las presiones rusas.

Junto con la OTAN y la OSCE, la Unión Europea es un actor clave en la seguridad europea. Tenemos que aprovechar la oportunidad que nos brinda esta crisis con Rusia para reforzar nuestra unidad y nuestra determinación y defender nuestros intereses de seguridad y los del continente en su conjunto.

 

 

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