Cómo Europa y América Latina están construyendo juntos una mejor economía asistencial

Los problemas de atención no solo se refieren a la salud, sino que también tienen un impacto económico y social real. La UE y América Latina están invirtiendo en la economía asistencial como motor de la justicia social, el bienestar, la igualdad de género y el desarrollo sostenible. 

La pandemia de COVID-19 puede parecer un recuerdo lejano para muchos, pero su impacto, especialmente en los miembros más vulnerables de la sociedad, resonará durante mucho tiempo. Si bien los titulares se centraron en los confinamientos, las vacunas y la recuperación económica, la crisis expuso silenciosamente una verdad fundamental: El cuidado es la columna vertebral invisible de nuestras sociedades. Sin embargo, a pesar de su papel crítico, el trabajo de cuidado sigue siendo infravalorado, subfinanciado y distribuido de manera desigual.

En el apogeo de la pandemia, millones de familias e individuos lucharon por acceder a servicios de atención de alta calidad y asequibles. Esto no fue solo un desafío en Europa, sino también en América Latina y el Caribe. La crisis puso al descubierto la fragilidad de los sistemas globales de atención, revelando tres crudas realidades.

  1. Hay una falta crónica de reconocimiento para el trabajo de cuidado, ya sea remunerado o no remunerado.
  2. Las políticas de atención y la infraestructura son a menudo inadecuadas, dejando brechas que afectan desproporcionadamente a quienes más necesitan apoyo.
  3. La carga de la atención recae abrumadoramente en los hogares, y particularmente en las mujeres.

Esta distribución desigual de las responsabilidades asistenciales tiene consecuencias de gran alcance. Cuando las mujeres dedican tres veces más horas que los hombres al cuidado no remunerado y al trabajo doméstico, su capacidad para participar en el mercado laboral y lograr la independencia económica es muy limitada.

  • «Las mujeres dedican tres veces más horas que los hombres a cuidados y trabajo doméstico no remunerados, lo que limita su acceso a un trabajo digno». - ONU Mujeres, 2020

Porque si esto es así, los problemas de atención no se limitan solo al sector de la salud. Tienen un impacto económico y social considerable.

Etapa central para la economía del cuidado

En los últimos años, la conversación sobre el cuidado ha cambiado dramáticamente. La economía del cuidado es ahora cada vez más central. Es una transformación que ha sido impulsada, en parte, por eventos históricos como el 25 aniversario de la Conferencia Mundial sobre la Mujer de la Conferencia de Beijing en 2020, que reavivó las conversaciones sobre la igualdad de género y el papel del cuidado para lograrlo. 

Iniciativas como la Coalición de Acción sobre Justicia y Derechos Económicos y la Alianza Mundial para el Cuidado han impulsado aún más la atención al enmarcarla como una piedra angular del desarrollo sostenible y la justicia social.

En 2022, la Unión Europea dio un importante paso adelante con la puesta en marcha de su Estrategia Europea de Cuidados. Este ambicioso plan tiene como objetivo garantizar que la atención de calidad, asequible y accesible esté disponible para todos los ciudadanos, independientemente de su edad, ubicación o nivel socioeconómico. 

Estrategia Europea de Cuidados 2022

La estrategia se basa en tres elementos principales:

  1. Se centra en la educación y los cuidados de la primera infancia, reconociendo que el acceso a un cuidado infantil fiable es esencial para que las mujeres puedan participar plenamente en el mercado laboral. Al proporcionar servicios asequibles y de alta calidad, incluso en zonas rurales o desfavorecidas, la UE espera romper una de las barreras más persistentes a la igualdad de género.
  2. La estrategia aborda los cuidados de larga duración, una preocupación creciente a medida que la población europea envejece. Este cambio demográfico ejercerá una enorme presión sobre los sistemas de atención, por lo que es crucial garantizar que la atención a largo plazo sea oportuna, integral y asequible. El objetivo es permitir que los adultos mayores y las personas con discapacidad mantengan su dignidad y calidad de vida.
  3. Por último, la estrategia busca mejorar las condiciones de trabajo de los profesionales asistenciales. Esto incluye atraer a más personas, especialmente hombres, al sector de los cuidados.

De Buenos Aires a Tlatelolco

América Latina y el Caribe también han logrado avances significativos en el reconocimiento de la importancia de los cuidadores. En la 15.a Conferencia Regional sobre la Mujer, celebrada en 2022, los gobiernos de toda la región se reunieron para abordar la cuestión de frente. El resultado fue el Compromiso de Buenos Aires, que sitúa el cuidado en el centro de la agenda social y económica de la región. El compromiso refleja una creciente comprensión de que la atención no es solo una responsabilidad privada, sino una prioridad pública. Para 2050, casi una de cada cuatro personas en América Latina tendrá 60 años o más, un total de aproximadamente 193 millones de personas, según un informe de 2022 de la CEPAL.

  • De aquí a 2050, se espera que el número de personas de 65 años o más en la UE aumente de 90,5 millones a 129,8 millones, según las proyecciones de Eurostat en 2023.

Este cambio demográfico requerirá un replanteamiento fundamental de cómo se proporciona, financia y valora la atención. El Compromiso de Buenos Aires tiene como objetivo garantizar la protección de los derechos tanto de los receptores como de los proveedores de atención, creando un sistema más equitativo y sostenible para todos.

Luego, en la posterior 16a Conferencia Regional sobre la Mujer celebrada en la Ciudad de México, la región dio un paso aún más audaz con la adopción del Compromiso de Tlatelolco en agosto de 2025. En este acuerdo histórico, los Estados miembros de la CEPAL se comprometieron con una Década de Acción (2025-2035) para construir una «sociedad asistencial», reconociendo que la prestación de cuidados, la recepción de cuidados y el autocuidado forman parte de un derecho humano y de una responsabilidad compartida por los hogares, las comunidades, los agentes privados y los Estados. 

Visión compartida UE-ALC

Al ejercer la Presidencia de la Unión Europea en 2023, España dio un nuevo impulso a la economía asistencial, desempeñando un papel fundamental en el fomento del diálogo entre Europa y América Latina y el Caribe. Reunió a responsables políticos, expertos y defensores para reflexionar sobre el progreso y otros desafíos.

La Tercera Cumbre UE-CELAC marcó un punto de inflexión, ya que su declaración conjunta incluía el compromiso de consolidar y ampliar las iniciativas destinadas a promover la justicia social. La cooperación birregional en la materia ha continuado desde entonces: la UE estuvo presente en el Pabellón de Atención organizado por la Fundación UE-ALC en la IV Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo (FfD4) en Sevilla, así como en la XVI Conferencia Regional de la CEPAL sobre la Mujer, que se centró en la atención y dio lugar a la adopción del Compromiso de Tlatelolco. Además, el Parlamento Europeo (DLAT) ha debatido con diferentes partes interesadas la posibilidad de lograr un Pacto birregional UE-ALC sobre cuidados, una plataforma solicitada por la sociedad civil durante la Cumbre UE-CELAC de 2023, y que ampliaría la cooperación birregional a este importante ámbito.

Una mayor cooperación birregional en la esfera de la atención permitiría a Europa y América Latina y el Caribe realizar intercambios perspicaces de progresos y buenas prácticas en materia de políticas, sistemas y programas de atención, incluidos marcos normativos y reglamentarios, mecanismos de gobernanza y arquitectura institucional de los sistemas de atención. Ambas regiones aportarían diferentes perspectivas y experiencias, creando una oportunidad para el aprendizaje mutuo y la innovación con el objetivo de fortalecer sus sistemas de atención.

  • América Latina necesitará 30 millones de empleos relacionados con el cuidado para 2050 - ONU Mujeres, 2025

Inversión en igualdad de género

Invertir en cuidados es una inversión en igualdad de género. Los cambios demográficos en ambas regiones presentan grandes desafíos, pero también ofrecen enormes oportunidades para la transformación económica y social.

Históricamente, las mujeres han soportado la peor parte del trabajo de cuidado no remunerado, lo que limita su capacidad para seguir la educación, las carreras y la independencia económica. Al crear empleos decentes y bien remunerados en el sector de la atención, y al garantizar que los hombres sean igualmente alentados a ingresar al campo, las sociedades pueden comenzar a corregir este desequilibrio.

El desarrollo de sistemas de atención sostenibles e inclusivos beneficia a todos. Las sociedades en su conjunto se vuelven más resistentes cuando la atención se trata como una responsabilidad colectiva, en lugar de una carga privada.

La asociación entre Europa y América Latina es un testimonio del poder de la colaboración para abordar los desafíos globales. Estas dos regiones pueden liderar el camino para crear un mundo más justo y solidario, uno que valore las contribuciones de los cuidadores.