Contra la política de fuerza en el Este

19.12.2021 - Blog del AR/VP - Las crisis de Ucrania y Bielorrusia y sus países vecinos ocupan el primer lugar de la agenda internacional. Son claros ejemplos de un nuevo paradigma, en el que las amenazas híbridas y la política de fuerza están desestabilizando a nuestros vecinos y a otros países. Hemos de mantenernos firmes y unidos en nuestra respuesta y reforzar nuestra propia política de seguridad y defensa. Están en juego los principios sobre los que se apoya el orden europeo en materia de seguridad.

«Hemos de permanecer despiertos y firmes en nuestra respuesta a los despliegues públicos de política de fuerza en los países vecinos del Este y en otros lugares. Ellos nos recuerdan que tenemos que pertrecharnos con los medios para actuar.»

 

El acantonamiento de tropas rusas en la frontera de Ucrania, unido al aumento de las amenazas y acciones subversivas dirigidas a Ucrania, han dominado las noticias internacionales y la diplomacia en las últimas semanas, y han dado lugar a una proliferación de actividades a todos los niveles y en todos los foros (el G7, la OTAN, la OSCE), también a escala bilateral. Lógicamente, esta cuestión también ocupó un lugar central en la política exterior de la UE esta semana, primero el lunes cuando se reunieron los ministros de Asuntos Exteriores de la UE; luego en los debates del Parlamento Europeo del martes, en la cumbre de la Asociación Oriental del miércoles y en el Consejo Europeo del jueves.

Al mismo tiempo, seguimos teniendo que hacer frente a las consecuencias de la crisis de Bielorrusia. Gracias a la ágil diplomacia de la UE, la oleada de migrantes irregulares, atraídos con falsas promesas para después ser empujados hacia la frontera, ya ha remitido. Pero, aunque muchos han sido repatriados a sus países de origen (por ejemplo, más de 4 000 han regresado en avión a Irak), muchos miles permanecen atrapados en Bielorrusia, y precisan de ayuda humanitaria. Entre tanto, la represión interna continúa sin descanso dentro de Bielorrusia.

Las dos crisis tienen lugar en un marco de fuertes tensiones con Rusia y en un contexto de precios de la energía extraordinariamente elevados: los precios del gas han aumentado casi un 40 % justo en diciembre y en torno al 300 % desde este verano. Cualquier debate sobre Rusia/Ucrania/Bielorrusia incluye la dimensión de la energía, habida cuenta de que el 40 % de las importaciones de gas de la UE proceden de Rusia, principalmente a través de tres rutas de tránsito: Ucrania, Bielorrusia y el Mar Báltico.

Rusia ha utilizado la energía como una herramienta para su influencia política (por ejemplo, en Moldavia) y, aunque estrictamente hablando está cumpliendo sus compromisos en materia de suministro de gas, muchos perciben su actual negativa a aumentar los volúmenes de exportación a Europa o a recargar las instalaciones de almacenamiento propiedad de Gazprom como un medio para presionar a la UE y, más concretamente, para garantizar la concesión de las licencias reglamentarias del gasoducto Nord Stream 2. Este proyecto, que la Comisión Europea no considera prioritario, y que, en cualquier caso, tendrá que cumplir las exigencias regulatorias europeas, sigue siendo objeto de debate, lo cual demuestra también que la solidaridad es un camino de doble sentido. Nadie puede aumentar su propia seguridad sin tener en cuenta la seguridad del conjunto de la Unión, que debería ser un principio básico para hacer más fuerte a la UE y contrarrestar los intentos de dividirnos.

Todos estos sucesos convergieron en el Consejo de Asuntos Exteriores, en los debates del Parlamento Europeo y en la cumbre del Consejo Europeo.

Así pues, ¿qué fue lo que se debatió y dónde estamos nosotros ahora?

En el tema de Ucrania, hubo unanimidad en que es el momento de ser firmes y permanecer unidos y de impedir posibles nuevas maniobras rusas. Hemos de defender los principios fundamentales sobre los que se apoya la seguridad europea y que fueron consagrados en la Carta de París de 1990 y en el Acta Final de la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa de Helsinki - todos ellos firmados por Rusia: la soberanía y la integridad territorial de los Estados, la inviolabilidad de las fronteras reconocidas internacionalmente, la libertad de los países para decidir su política exterior y sus acuerdos en materia de seguridad. El Consejo Europeo acordó enviar un mensaje firme a las autoridades rusas declarando que cualquier acción contra Ucrania y contra dichos principios, por medios militares o híbridos, tendría graves consecuencias.

 

«Sabemos que las palabras y declaraciones por sí solas no bastan para cambiar los cálculos de los dirigentes rusos».

 

Las intenciones últimas de Rusia no están claras, salvo su voluntad de amenazar y debilitar a Ucrania. Pueden darse diversos escenarios. Como dije en el Parlamento Europeo en Estrasburgo, tenemos que esperar lo mejor y prepararnos para lo peor. No podemos descartar que Rusia desee utilizar esta crisis como palanca para su objetivo declarado de remodelar el marco de seguridad en Europa, excluyendo también a los europeos de las conversaciones. Pero sabemos que nuestros aliados americanos no van a caer en esta trampa.

Sabemos que las palabras y declaraciones por sí solas no bastan para cambiar el cálculo de los dirigentes rusos y que por eso es tan importante que los líderes de la UE decidieran prorrogar las sanciones económicas vigentes y advirtieran de que cualquier acción rusa en contra de Ucrania tendría graves consecuencias. Esto ha sido puesto de relieve tanto por el Presidente del Consejo como por la Presidenta de la Comisión. Y es una misión importante para mí como AR/VP porque, de conformidad con el Tratado, las decisiones sobre la adopción, la renovación o el levantamiento de los regímenes de sanciones son adoptadas por el Consejo (es decir, por los Estados miembros), a partir de las propuestas del Alto Representante. Posteriormente, la Comisión Europea tiene un papel esencial en cuanto a la aplicación de dichas sanciones y en la supervisión de la aplicación por parte de los Estados miembros.

 

«Como mejor funciona la diplomacia es en asociación con otros, razón por la cual estamos en constante y estrecho contacto los Estados Unidos y otros socios que comparten nuestros valores.»

 

También es importante recordar que la UE lleva años trabajando con Ucrania, por ejemplo a través de la misión asesora de la UE (enlace externo) sobre la reforma del sector de la seguridad civil en el marco de nuestra Política Común de Seguridad y Defensa. Recientemente hemos añadido un paquete de ayuda de 31 millones EUR para el ejército ucraniano al amparo del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz, para la prestación de asistencia médica militar y de ciberdefensa.

Como mejor funciona la diplomacia es en asociación con otros, razón por la cual estamos en constante y estrecho contacto con los Estados Unidos y otros socios que comparten nuestros valores, incluidos los ministros de Asuntos Exteriores del G-7, para transmitir un mensaje unitario de apoyo a Ucrania y disuadir a Rusia de emprender nuevas acciones.

Muchos dirigentes de la UE subrayaron la necesidad de proseguir esta coordinación y apoyar los esfuerzos diplomáticos.

También hice hincapié en que la UE, sin lugar a dudas, tiene que sentarse en la mesa de cualquier debate sobre la arquitectura de la seguridad europea. El ministerio de Asuntos Exteriores ruso publicó este viernes un borrador de propuesta sobre garantías en materia de seguridad entre Rusia y los EE.UU., y los miembros europeos de la OTAN. Es evidente que la UE ha de ser parte integrante de estos debates. En los últimos 50 años, el Acta Final de Helsinki y la Carta de París nos han ofrecido principios clave en torno a los cuales construir la seguridad europea. La Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa, en particular, ofrece mecanismos y normas que siguen siendo piedras angulares de cualquier compromiso con Rusia.

 

«Nuestro contencioso con Bielorrusia no se limita a la grosera manipulación de los migrantes. Nada de eso.»

 

En Bielorrusia, la fase aguda de la crisis en la frontera con la UE está remitiendo. Sin embargo, nuestro contencioso con Bielorrusia no se limita a la grosera manipulación de los migrantes. Nada de eso. En su origen está el carácter brutalmente represivo e ilegítimo del régimen de Lukashenko, en el que más de 900 prisioneros políticos permanecen en prisión. El martes, el régimen condenó al marido de Svetlana Tsikhanovskaya, la líder de la oposición en el exilio, a una absurda pena de 18 años. 

El 12 de diciembre, acompañado del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, celebramos una reunión con representantes de la Bielorrusia democrática - miembros de la sociedad civil y activistas de ONG, defensores de los derechos humanos, blogueros y miembros de la oposición política. Me impresionaron sus historias y su determinación. Pedían a la UE que siguiese apoyando un cambio democrático y mantuviese la presión sobre el régimen. Por nuestra parte, la UE ha aprobado recientemente una quinta ronda de sanciones que se dirigen a los implicados en la organización del cínico tráfico de migrantes, pero también a quienes están detrás de la represión constante, los llamados «acólitos» de Lukashenko. El régimen seguirá contando con el apoyo de otros regímenes afines, como el de Maduro en Venezuela. Estos dos regímenes ilegítimos han firmado nuevos acuerdos de cooperación y se apoyan entre sí.

Las tensiones y las acciones desestabilizadoras en la región por parte de Rusia ocuparon también un lugar destacado en la cumbre de la Asociación Oriental que tuvo lugar el miércoles, justo antes del Consejo Europeo. Nos reunimos con los dirigentes de Ucrania, Georgia, Moldavia, Armenia y Azerbaiyán - y dejamos una silla vacía para Bielorrusia, como triste símbolo de su ausencia. La cumbre se estructuró en torno a tres elementos: «Recuperación, resiliencia y reformas», y la UE ofreció un plan regional de economía e inversión de 2 300 millones EUR, que podría atraer hasta 17 000 millones EUR de inversión. 

Somos conscientes, claro está, de que las posturas y el nivel de ambición respecto al acercamiento a la UE (y a lo que nosotros defendemos) difieren entre los países de la Asociación y de que es necesario un cierto nivel de diferenciación, manteniendo al mismo tiempo la inclusividad global del grupo. 

En la cumbre, acordamos intensificar la puesta en común de vacunas; reforzar el Estado de Derecho; e intensificar nuestra cooperación en materia de seguridad (véanse, por ejemplo, las recientes medidas de apoyo en el marco del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz para Georgia, Moldavia y Ucrania). También firmamos un nuevo acuerdo de financiación por valor de 60 millones EUR para ayudar a Moldavia a hacer frente a las consecuencias de la crisis del gas.

 

«Fue impactante que el Primer Ministro de Armenia y el Presidente de Azerbaiyán, dos países que han estado enfrentados en un conflicto militar abierto, dialogasen de forma constructiva en la cumbre de la Asociación Oriental, en vez de mantener un enfrentamiento abierto.»

 

El debate, que fue más abierto que las formalidades diplomáticas que suelen imperar en este tipo de reuniones, confirmó que nuestros socios orientales están determinados a demandar una mayor cooperación e integración con la UE, y que la UE está preparada para dar respuesta a esta demanda de forma que se reafirme su papel como actor geopolítico significativo en la región. 

También fue impactante que por primera vez el Primer Ministro de Armenia y el Presidente de Azerbaiyán, dos países que han estado enfrentados en un conflicto militar abierto por la zona de Nagorno Karabaj, dialogasen de forma constructiva en la cumbre de la Asociación Oriental, en vez de mantener un enfrentamiento abierto. Esto fue posible gracias a los esfuerzos de mediación realizados por el presidente Michel, que había organizado una reunión intensa y fructífera con ambos dirigentes la tarde anterior. Me congratulo del resultado de dicha reunión y de la disposición de las dos partes para participar en proyectos e ideas concretos que puedan allanar el camino a la reconciliación. Esta reunión puso de relieve el compromiso de la UE de colaborar estrechamente con Armenia y Azerbaiyán para superar el conflicto, creando un clima de cooperación y de confianza, para instaurar una paz duradera en la región, y la disposición de la UE a desempeñar un papel más determinante en los esfuerzos de resolución de conflictos en el Cáucaso Meridional.

 

«Estos hechos demuestran la apremiante necesidad de que la UE mejore su capacidad y sus medios para actuar en el ámbito de la seguridad.»

 

El segundo punto importante en materia de relaciones exteriores de este Consejo Europeo era la Brújula Estratégica, que presenté a los Estados miembros el mes pasado. La primera frase que utilicé en el prefacio es significativa: «Europa está en peligro». Las crisis de Ucrania y Bielorrusia reflejan con claridad, por si fuera necesario, el tipo de amenazas con que se enfrenta Europa: tácticas híbridas, política de fuerza, intimidación y desinformación. Está en juego el destino de los distintos países y sociedades, pero también los principios más generales en los que se basa el orden europeo en materia de seguridad.

Estos hechos demuestran la apremiante necesidad de que la UE mejore su capacidad y sus medios para actuar en el ámbito de la seguridad. Nuestros Estados miembros deben contar con capacidades de defensa más sólidas e interoperables. De esta forma se contribuirá también a la labor de la OTAN en la protección de nuestras fronteras orientales y se incrementará nuestra capacidad colectiva de despliegue y proyección. 

Cuando expliqué a los dirigentes la situación actual de la Brújula Estratégica, subrayé la necesidad de ser ambiciosos y de buscar resultados, en lugar de perdernos en debates ideológicos. En el fondo, la Brújula no es una mera descripción de las amenazas y retos que nos acechan, sino una verdadera guía de actuación que contiene propuestas concretas, grandes y pequeñas, con objetivos y plazos definidos para medir los avances. 

Cabe señalar que las propuestas de la Brújula para crear equipos híbridos de respuesta, formas de reforzar nuestra capacidad de luchar contra las ciberamenazas y las campañas de desinformación agresivas, y además las opciones para impulsar la resiliencia y la seguridad de nuestros socios con formación y equipos, han adquirido una extraordinaria relevancia a la vista de las últimas crisis. 

«Los despliegues públicos de la política de fuerza, en el Este, y también en otros lugares, constituyen un reto fundamental. Hemos de permanecer despiertos y firmes en nuestra respuesta - y pertrecharnos con los medios para actuar».

Por lo que se refiere a la Brújula, me alegró que los dirigentes de la UE estuvieran de acuerdo con nuestro diagnóstico y la sensación de urgencia. Los Estados miembros han de decidir los siguientes pasos: suyos son los activos y ellos toman las decisiones. Han hecho suya mi petición de ambición y de resultados ejecutables. Presentaré una versión actualizada de la Brújula Estratégica en enero, en la reunión informal de Brest de los ministros de Asuntos Exteriores, en consonancia con el objetivo de adoptarla en marzo.

Los despliegues públicos de la política de fuerza, en el Este, y también en otros lugares, constituyen un reto fundamental. Hemos de permanecer despiertos y firmes en nuestra respuesta y pertrecharnos con los medios para actuar.

 

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"Una ventana al mundo" - Blog del Alto Representante de la UE / Vicepresidente de la Comisión Europea Josep Borrell

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