Inseguridad alimentaria: es hora de actuar

«La invasión rusa de Ucrania ha puesto por las nubes el precio de los alimentos y ha provocado el riesgo de escasez de alimentos. Debemos actuar ya y la manera en que abordemos la inseguridad alimentaria mundial será decisiva para la posición geopolítica de Europa.» Josep Borrell
Los alimentos son esenciales para todos nosotros, pero lo son más, si cabe, en los países en desarrollo, donde representan la mayor parte del gasto de los hogares. Muchos de estos países dependen en gran medida de los alimentos importados. El norte de África y Oriente Próximo, en particular, importan más del 50 % de los cereales que necesitan de Ucrania y Rusia. Hace una década, la «primavera árabe» se vio precedida de la subida de los precios de los alimentos, que batieron récords, y las tensiones sociales podrían volver a aumentar en la región. Otros países, como Níger, Madagascar o Somalia, ya se enfrentan a graves crisis alimentarias, y el Líbano o Turquía están inmersos en profundas crisis económicas. Los países del Cáucaso Meridional, Armenia, Azerbaiyán y Georgia también corren un gran peligro debido a su extrema dependencia de las importaciones procedentes de Rusia y Ucrania.

Gastos de alimentación: los consumidores de los países con ingresos más bajos gastan más en alimentos y se ven más afectados cuando estos precios suben.
Las subidas masivas de los precios de los alimentos, junto con el aumento de los precios de la energía, han empeorado la inflación, que ya estaba aumentando antes de la invasión. Ha incrementado aún más la presión sobre la capacidad de gasto público de los gobiernos, que ya se ha visto afectada por las consecuencias de la pandemia de COVID-19. Gastar más en alimentos implica disponer de menos dinero para otros aspectos esenciales, como la educación y la asistencia sanitaria, lo que agudiza la pobreza general. La inseguridad alimentaria aumenta inevitablemente las desigualdades. En todo el mundo, en 2021 había al menos 195 millones de personas inmersas en crisis alimentarias o en peores circunstancias, lo que supone un aumento del 25 % con respecto a 2020; lamentablemente, se prevé que la situación se agrave significativamente este año.
«Tras la "diplomacia de las mascarillas" y la "diplomacia de las vacunas", es probable que entremos ahora en un período de "diplomacia alimentaria" y tengamos que librar una nueva "batalla de relatos" contra la maquinaria rusa de desinformación».
Tras la «diplomacia de las mascarillas» y la «diplomacia de las vacunas», es probable que entremos ahora en un período de «diplomacia alimentaria» y tengamos que librar una nueva «batalla de relatos» contra la maquinaria rusa de desinformación. Tenemos que ser claros acerca de las causas de las graves dificultades que atraviesa el mercado mundial de los alimentos: es exclusivamente la invasión de Ucrania por parte de Rusia la que ha puesto en peligro el suministro mundial de alimentos.

Dependencia de las importaciones de trigo, solo importadores netos, 2021 (%)
Fuente: Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)
En 2021, Rusia y Ucrania se encontraban entre los principales exportadores mundiales de cereales y semillas y aceite de girasol, y Ucrania representaba más del 50 % del comercio mundial de aceite de girasol. Rusia está ocupando o bombardeando parte de las tierras cultivables ucranianas y se calcula que el 49 % del trigo de invierno, el 38 % del centeno y el 63 % del maíz que deberían cosecharse este verano están situados en zonas de riesgo. Por consiguiente, entre el 20 % y el 30 % de las superficies dedicadas a la producción de cereales de invierno, maíz y girasol en Ucrania permanecerán sin recolectar o no se plantarán esta primavera. La invasión rusa también ha puesto fin a los envíos de cereales a través del Mar Negro: según un informe reciente del Programa Mundial de Alimentos, en la actualidad hay más de noventa buques afectados. Como consecuencia de ello, se calcula que 13,5 millones de toneladas de trigo y 16 millones de toneladas de maíz, es decir, el 23 % y el 43 % de sus exportaciones previstas en 2021/22, están bloqueadas.

Gráfico 2: Ucrania y Rusia, cuota de los mercados mundiales en volumen, 2018-2020
La invasión de Ucrania también ha elevado sustancialmente el riesgo de perturbaciones en el comercio mundial de fertilizantes. Rusia es el mayor exportador mundial de fertilizantes. El pasado mes de febrero, Rusia prohibió la exportación de nitrato de amonio y, en marzo, ordenó a los productores de fertilizantes que ralentizaran sus exportaciones en represalia contra las sanciones occidentales.
«Nuestras sanciones contra Rusia no son en absoluto responsables de la creciente inseguridad alimentaria: el sector agrícola de Rusia no es nuestro objetivo».
Nuestras sanciones contra Rusia no son en absoluto responsables de la creciente inseguridad alimentaria: el sector agrícola de Rusia no es nuestro objetivo. Nuestras sanciones no prohíben la importación y el transporte de productos agrícolas rusos, ni el pago de tales exportaciones rusas o el suministro de semillas, siempre que en ellos no participen personas o entidades sancionadas.
En general, el África subsahariana depende menos que el norte de África u Oriente Próximo de las importaciones de alimentos procedentes de Rusia y Ucrania, pero se verá afectada debido a la inseguridad alimentaria preexistente y a la limitada flexibilidad presupuestaria para hacer frente a las subidas de los precios de los alimentos, especialmente en la región del Sahel y el Cuerno de África. En el África subsahariana, los alimentos representan alrededor del 40 % del gasto en consumo de los hogares, frente al 15 % en los países avanzados. La sequía, el cambio climático, la pandemia de COVID-19 y las perturbaciones del mercado provocadas por la guerra podrían dejar a cerca de 120 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria en todo el continente. África Occidental también es especialmente vulnerable a este respecto: ha vivido recientemente una serie de golpes o intentos de golpe de Estado.
Tasa de dependencia de las importaciones de cereales, 2020 – Tasa de las importaciones de cereales con respecto al suministro total de cereales
Fuente: UNCOMTRADE, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Muchos países asiáticos también dependen de las importaciones de cereales. China se ha procurado importantes reservas y ha revisado sus normas fitosanitarias para permitir más importaciones procedentes de Rusia, pero en Sri Lanka o Afganistán la situación ya es muy preocupante. Como grandes productores de alimentos, Brasil y Argentina deberían beneficiarse de la situación actual, aunque el aumento de los precios de la energía y de los alimentos también generará dificultades adicionales para las personas más pobres. Otros países de América Latina y el Caribe son importadores de cereales, pero no tanto de Rusia y Ucrania. Sin embargo, las subidas de precios les afectarán y también corren el riesgo de sufrir un revés al ser importadores de fertilizantes procedentes de Rusia.
Qué tenemos que hacer
No podemos encogernos de hombros mientras el hambre vuelve a amenazar al mundo. Tenemos que actuar con decisión para apoyar a las personas necesitadas y reforzar la alianza mundial que hemos construido para condenar esta invasión y mantener la presión sobre Rusia para que se retire de Ucrania. La UE ya presentó un plan para salvaguardar la seguridad alimentaria el 23 de marzo y ha comenzado a aplicarlo.
«Obviamente, la primera línea de acción es redoblar nuestros esfuerzos para poner fin a esta guerra lo antes posible: los campos de batalla deben convertirse de nuevo en campos de trigo, maíz y girasol.»
Obviamente, la primera línea de acción es redoblar nuestros esfuerzos para poner fin a esta guerra lo antes posible: los campos de batalla deben convertirse de nuevo en campos de trigo, maíz y girasol. Los informes que nos llegan sobre crímenes de guerra cometidos por fuerzas rusas acentúan esta urgencia. Este es el objetivo, en particular, de las sanciones sin precedentes que ya hemos adoptado y que se están reforzando, así como de la importante ayuda que prestamos al Gobierno ucraniano, en particular, en términos de equipo militar.
También debemos mostrarnos más activos en la lucha contra la desinformación rusa, que desgraciadamente encuentra eco en varias partes del mundo. La agresión rusa es la única responsable de la creciente inseguridad alimentaria y esto es algo que debemos dejar claro a nuestros interlocutores de todo el mundo.
«La agresión rusa es la única responsable de la creciente inseguridad alimentaria y esto es algo que debemos dejar claro a nuestros interlocutores de todo el mundo».
Debemos ayudar a Ucrania a mantener su actividad económica y a proseguir la producción agrícola. Esta ayuda debe abarcar las semillas, los fertilizantes y las rutas de exportación en caso de que los puertos permanezcan bloqueados. La conexión de Ucrania a la red eléctrica europea constituye, por tanto, una contribución significativa a este respecto. Aumentar la ayuda económica a Ucrania también es esencial para evitar una grave crisis humanitaria en el propio país y el éxodo masivo de su población.
Tenemos que mantener abiertos los mercados mundiales de productos básicos, hacer frente a la especulación y apoyar el sistema alimentario multilateral, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos. A través de una estrecha cooperación internacional, debemos evitar el riesgo de una acumulación excesiva de existencias que no haría más que alimentar la especulación de precios. Debatiremos la manera de abordar estas cuestiones en una sesión especial de emergencia de la FAO que se celebrará el 8 de abril.
También actuaremos de forma proactiva para hacer frente a la inseguridad alimentaria en el G-7, el G-20, las Naciones Unidas y las instituciones financieras internacionales, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. El presidente Macron ya propuso un enfoque a varios niveles en la reciente Cumbre del G-7 denominado Mecanismo de Resiliencia de la Alimentación y la Agricultura (FARM).
También tenemos que ayudar a nuestros socios del mundo en desarrollo y emergente con apoyo financiero y de otro tipo. La UE ya ha asignado 2 500 millones de euros en ayuda internacional con un objetivo de alimentación para 2021-2024 (1 400 millones de euros para desarrollo y 1 100 millones de euros para ayuda humanitaria), apoyando los sistemas alimentarios en unos setenta países socios. Estamos trabajando para crear un mecanismo alimentario adicional para hacer frente a las emergencias, en particular en la Región MENA. En el reciente acto de alto nivel sobre seguridad alimentaria en el Sahel, la UE anunció el compromiso adicional de 67 millones de euros para luchar contra el hambre en la región, lo que por ahora eleva el total a 240 millones de euros en 2022. Para mejorar la sostenibilidad de los sistemas alimentarios, la UE también ha reservado 654 millones de euros para el período 2021-2024, de los cuales 314 millones se pondrán a disposición antes de finales de 2022.
«Existe la inquietud justificada entre los países en desarrollo de que una respuesta occidental "de cocción rápida" en forma de exportaciones de alimentos pueda perjudicar a la producción local. Para evitarlo, tenemos que ayudar más activamente a nuestros socios a ser autosuficientes.»
En efecto, entre los países en desarrollo también está aumentando la inquietud de que una respuesta occidental «de cocción rápida» en forma de exportaciones de alimentos pueda perjudicar a la producción local, y este temor no siempre está justificado. Para evitarlo, tenemos que ayudar más activamente a nuestros socios a ser autosuficientes. Por ejemplo, en la Cumbre UE-UA celebrada el pasado mes de febrero se puso en marcha una iniciativa conjunta para promover en África los cultivos proteicos, como las judías, las leguminosas ricas en aceite o las procedentes de arbustos y matas, para el consumo humano o la alimentación animal. Tenemos que acelerar su aplicación.
Al igual que hicimos durante la pandemia, en esta cuestión debemos seguir el enfoque del Equipo Europa, en estrecha coordinación entre el SEAE, la Comisión Europea, las agencias de ayuda de nuestros Estados miembros y las instituciones financieras europeas.
La manera en que hoy abordemos la crisis mundial de inseguridad alimentaria será decisiva para la posición geopolítica de Europa en el futuro.
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