Los precios de la energía, el Pacto Verde Europeo y la política exterior y de seguridad de la UE

«Los elevados precios de la energía ponen de relieve la necesidad de acelerar la aplicación del Pacto Verde Europeo. A corto plazo, también tenemos que mejorar nuestra seguridad energética. La política exterior y de seguridad de la UE puede contribuir a lograr los objetivos tanto a largo como a corto plazo».
Las subidas actuales de los precios de la energía se deben a una combinación de factores, pero sobre todo a la elevada demanda de gas natural en los mercados mundiales, que está relacionada con una notable recuperación económica. Los mercados europeos y asiáticos (principalmente China, Japón, Tailandia y Corea del Sur) están conectados, ya que los proveedores de gas son los mismos. China se ha convertido en el mayor importador de gas natural licuado (GNL), con un aumento del 20 % en 2021. Se trata de un fenómeno mundial que afecta a numerosos países, independientemente de su ubicación o de las normas de su mercado.
Una perturbación probablemente transitoria
Existen buenas razones para creer que estamos probablemente ante una perturbación transitoria, pero que plantea cuestiones importantes para la UE, tanto a nivel interno como externo. Europa debe actuar: con la situación actual, corremos el riesgo de generar una verdadera pobreza energética, desestabilizar gobiernos, frenar la recuperación económica y socavar el apoyo político y social a la transición ecológica en los Estados miembros. También corremos el riesgo de ser más vulnerables en nuestras relaciones con terceros países.
«Europa debe actuar: con la situación actual, corremos el riesgo de generar una verdadera pobreza energética, desestabilizar gobiernos, frenar la recuperación económica y socavar el apoyo político y social a la transición ecológica en los Estados miembros».
Fuente: Comisión Europea
Para abordar la subida de los precios de la energía, la Comisión Europea presentó ayer una Comunicación conjunta. La UE dispone de herramientas que los Estados miembros pueden utilizar para hacer frente al aumento de los precios a corto plazo: por ejemplo, reducir el tipo del impuesto sobre el valor añadido u otros impuestos sobre la energía, adoptar medidas específicas para apoyar a los consumidores en situación de pobreza y vulnerabilidad, u otras medidas temporales de apoyo a las familias y las pequeñas empresas. Como se indica en la Comunicación conjunta, todas estas medidas pueden adoptarse de conformidad con las normas de la UE. Estas medidas mitigan el impacto del aumento de los precios distribuyendo el coste entre todos los contribuyentes, pero no abordan las causas profundas. También es posible que tengamos que revisar las normas que rigen nuestros mercados de la electricidad y el gas, pero esto solo puede ser una tarea a medio plazo. Con la normativa actual de la UE, el precio del gas determina de hecho el precio de la electricidad, y tenemos que analizar si el modelo actual es el mejor para alcanzar los objetivos del Pacto Verde y de la agenda geopolítica de la UE.
«Nuestra dependencia externa de los combustibles fósiles es mayor que la de otras regiones del mundo porque hemos sido los primeros en industrializarnos y, por tanto, hemos agotado la mayor parte de los combustibles fósiles de nuestro territorio».
La subida de los precios de la energía plantea cuestiones importantes para la política exterior y de seguridad de la UE. Nuestra dependencia externa de los combustibles fósiles es mayor que la de la gran mayoría de regiones del mundo porque hemos sido los primeros en industrializarnos y, por tanto, hemos agotado la mayor parte de los recursos de combustibles fósiles de nuestro territorio. Según Eurostat, en 2019 la tasa de dependencia externa de la EU-27 fue del 70 % en el caso del carbón, del 90 % en el caso del gas natural y del 97 % en el del petróleo crudo. Esta dependencia externa va en aumento año tras año. El mismo año, según Eurostat, importamos combustibles fósiles por valor de 363 000 millones EUR, el 2,6 % de nuestro PIB o el equivalente al coste de más de 9 millones de puestos de trabajo en Europa.
Además de por mitigar el cambio climático, esta fuerte dependencia externa de los combustibles fósiles es una razón importante por la que necesitamos descarbonizar nuestra economía lo antes posible. El rumbo está claro, pero tenemos que acelerar. Este es el objetivo del Pacto Verde Europeo y la ambiciosa meta que hemos fijado el pasado mes de abril al comprometernos jurídicamente a alcanzar la neutralidad en carbono para 2050 y a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55 % en 2030. El pasado mes de julio, la Comisión Europea también presentó el paquete legislativo «Objetivo 55» para seguir adaptando nuestras normas e instrumentos de forma que podamos cumplir nuestros compromisos.
«Además de por mitigar el cambio climático, nuestra fuerte dependencia externa de los combustibles fósiles es una razón importante por la que necesitamos descarbonizar nuestra economía lo antes posible».
La transición energética irá acompañada, sin duda, de un aumento del precio de los combustibles fósiles. No obstante, este aumento deberá ser gradual y controlado para que todas las partes interesadas dispongan de tiempo suficiente para adaptarse de manera ordenada. Las perturbaciones de los precios a corto plazo podrían poner en peligro este proceso al dañar la economía, y debilitar el consenso social y el apoyo a las medidas para la lucha contra el cambio climático y a la transición ecológica hacia un futuro más sostenible. Para limitar los diversos riesgos relacionados con las perturbaciones de los precios de la energía, debemos garantizar mejor la seguridad energética de la UE. Esto implica que actuemos de forma proactiva para diversificar nuestras propias fuentes, proveedores y rutas, ayudar a otros países a acelerar su propia transición energética y contribuir a estabilizar nuestro entorno internacional, en particular en nuestros países vecinos en un sentido amplio.
«Para garantizar mejor la seguridad energética de la UE, tenemos que diversificar nuestras fuentes, proveedores y rutas, ayudar a otros países a acelerar su propia transición energética y contribuir a estabilizar nuestro entorno internacional».
La seguridad energética es una buena razón por la que los europeos debemos intensificar nuestros esfuerzos y contribuir a la estabilidad en el Mediterráneo oriental (que tiene un gran potencial energético, incluidas las energías renovables) y en la región del Golfo, por ejemplo a través del acuerdo nuclear con Irán/PAIC o contribuyendo a la estabilización y desarrollo de Irak. Los países del Golfo siguen dependiendo en gran medida de las exportaciones de petróleo y gas. Sin embargo, han entendido que también tienen que llevar a cabo la transición hacia las energías renovables. Podemos ayudarlos en esta transición, y cooperar con ellos en medidas de mitigación y adaptación para abordar los problemas de seguridad del agua. Además, deben seguir siendo proveedores fiables hoy si en el futuro quieren ser considerados proveedores potenciales fiables, por ejemplo, de hidrógeno verde.
La seguridad energética también es importante cuando contribuimos a estabilizar la región del Sahel y países como Libia o Mozambique, y a evitar los efectos indirectos del terrorismo en el continente africano. Esta es también otra razón por la que la UE debe ser garante de la seguridad marítima mundial, como ya lo es con EUNAVFOR Atalanta (enlace externo) para ayudar a luchar contra la piratería con base en Somalia en el mar frente al Cuerno de África, o con nuestro nuevo concepto de Presencias Marítimas Coordinadas (PMC) frente a las costas de África Occidental.
«Las cuestiones energéticas son una de las razones importantes por las que la UE necesita mejorar su cohesión en su relación con Rusia y preservar la unidad entre sus Estados miembros».
Por último, pero no por ello menos importante, nuestra dependencia energética es una de las cuestiones clave de nuestras relaciones con Rusia. Rusia está cumpliendo sus obligaciones contractuales en materia de suministro de gas, pero podría introducir gas adicional en el sistema europeo y no lo está haciendo, contribuyendo así al aumento de los precios. Como ya dije en este blog, «compartimos continente con Rusia y sigue siendo un actor vital en numerosos frentes. Por lo tanto, no tenemos más alternativa que desarrollar un enfoque de principios, equilibrado y estratégico». La UE depende de Rusia para las importaciones de combustibles fósiles, pero la economía y el Estado rusos también necesitan los ingresos de nuestras importaciones de energía. Las cuestiones energéticas son una de las razones importantes por las que la UE necesita mejorar su cohesión en su relación con Rusia y preservar la unidad entre sus Estados miembros. Este no siempre ha sido el caso en el pasado y, para hacer frente a esta crisis, debemos avanzar en esta dirección.
Europa tiene que actuar más unida en la escena mundial
En resumen, el aumento actual de los precios de la energía es otro ejemplo por el que Europa tiene que actuar más unida en la escena mundial y en las relaciones con nuestros vecinos: en solitario, ninguno de nosotros puede afrontar realmente este asunto. Tenemos que actuar colectivamente como Equipo Europa, como hemos hecho con éxito con nuestros socios externos en la crisis de la COVID-19 o adquiriendo vacunas de manera conjunta. Una buena estrategia podría ser dar prioridad al diálogo sobre energía con los principales proveedores. Estoy dispuesto a seguir este camino.
«Esta crisis exige una gobernanza energética mundial mejor coordinada y más coherente con el fin de garantizar el pleno funcionamiento de los mercados mundiales y energía asequible a lo largo de la transición ecológica para todos en todo el mundo».
Esta crisis exige una gobernanza energética mundial mejor coordinada, más inclusiva y coherente con el fin de garantizar el pleno funcionamiento de los mercados mundiales y una energía asequible a lo largo de la transición ecológica para todos en todo el mundo. Debemos poner esta cuestión sobre la mesa en foros internacionales como la Agencia Internacional de la Energía y el G-20. En 2008, cuando los precios del petróleo eran muy elevados, pedimos que se celebrara una conferencia internacional de proveedores y compradores. Podríamos hacer una propuesta similar en relación con el gas: el mercado mundial del gas no tiene una base evidente como la OPEP en el caso del petróleo. Una mayor coordinación internacional no reducirá automáticamente los precios del gas, pero si el mundo actuara de forma claramente conjunta, esto podría contribuir a calmar los mercados especulativos. Desarrollaremos nuestras propuestas a medio plazo en la nueva estrategia energética internacional que la Comisión Europea presentará en la primavera de 2022.
«Debemos evitar que las tensiones actuales en el mercado de la energía agraven la degradación medioambiental causada por la explotación de combustibles fósiles, en particular en el Ártico y el Mediterráneo».
La estabilización de nuestro abastecimiento energético no es la única cuestión que tenemos que afrontar. También debemos evitar que las tensiones actuales en el mercado de la energía agraven la degradación medioambiental causada por la explotación de combustibles fósiles. Esto es especialmente importante en la región ártica (hoy hemos publicado también nuestra nueva estrategia de la UE para el Ártico), pero también en el Mediterráneo, que ya es uno de los mares más contaminados y amenazados del mundo.
La descarbonización de nuestras economías, una tarea clave para la UE y la humanidad
La descarbonización de nuestras economías es una tarea clave para la UE y la humanidad. Será el reto que definirá el siglo XXI, un reto decisivo para el futuro de la humanidad. A escala mundial, el principal problema será proporcionar energía adecuada a toda la población que hoy en día consume muy poca energía, o ninguna, y al mismo tiempo luchar contra el cambio climático. En 2019, 759 millones de personas aún vivían sin electricidad. Este delicado proceso debe ajustarse para evitar también perturbaciones a corto plazo con subidas desmesuradas de precios que podrían ralentizar toda la transición energética en la UE. Podemos conseguirlo utilizando diversas herramientas, como las presentadas ayer por la Comisión Europea. Nuestra política exterior y de seguridad puede contribuir también a lograr los objetivos tanto a largo como a corto plazo.
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