Necesitamos acceso con fines humanitarios a Tigray como primer paso urgente hacia la paz en Etiopía

15/01/2021 - Blog del AR/VP - Desde hace más de dos meses, el conflicto está asolando la región de Tigray en Etiopía. La población local se encuentra en una situación desesperada y el conflicto está desestabilizando la evolución tanto de Etiopía como de toda la región. He enviado un mensaje claro a los dirigentes etíopes: estamos dispuestos a ayudar pero, a no ser que se permita el acceso a los operadores humanitarios, la UE no podrá proporcionar el apoyo económico al Gobierno etíope previsto.

 

 

El sangriento conflicto que se está librando en la región de Tigray, en el norte de Etiopía, nos recuerda que sin esfuerzos deliberados de distensión, los conflictos tienden a agravarse. Lo que hace dos meses comenzó como una cuestión interna entre una región autónoma y el Gobierno federal se ha convertido en un combate que está afectando a toda la región.

 

«Si bien la población necesita ayuda humanitaria urgentemente, el acceso a la región afectada sigue siendo extremadamente limitado, lo que dificulta enormemente prestar dicha ayuda.»

 

La situación sobre el terreno va mucho más allá de una operación puramente interna de «orden público». Nos llegan sistemáticamente informes sobre violencia por motivos étnicos, matanzas, saqueos masivos, violaciones, retornos forzosos de refugiados y posibles crímenes de guerra. Más de dos millones de personas se han visto desplazadas en el interior del territorio. Si bien la población necesita ayuda humanitaria urgentemente, el acceso a la región afectada sigue siendo limitado, lo que dificulta enormemente prestar dicha ayuda.

Además, la región se ha visto afectada por los efectos colaterales del conflicto, por ejemplo: la implicación de tropas eritreas en las operaciones militares en Tigray y la retirada de las tropas etíopes de Somalia. Han huido a Sudán 55.000 refugiados y las tensiones crecen peligrosamente en la frontera entre Sudán y Etiopía. Al afectar o implicar a otros países, el conflicto constituye también una amenaza directa para la estabilidad de toda la región.

Hace poco más de un año, en octubre de 2019, se otorgó al primer ministro etíope Abiy Ahmed Ali el Premio Nobel de la Paz en reconocimiento a sus decididos esfuerzos para lograr la paz, en particular con la vecina Eritrea, y para promover la paz y la reconciliación en el país y en las regiones del África oriental y nororiental. Hoy en día, el mundo necesita que el primer ministro de Etiopía y su Gobierno estén a la altura de este prestigioso reconocimiento, y hagan todo lo necesario para poner fin al conflicto. Como primer paso inmediato, las autoridades etíopes deben cumplir plenamente con el derecho internacional humanitario y garantizar que las personas necesitadas tengan acceso a la asistencia vital. Esto se aplica a todos los países con conflictos.

Cuando la semana pasada hablé con el vice primer ministro y ministro de Asuntos Exteriores etíope, Demeke Mekonnen, subrayé que la Unión Europea ha sido y seguirá siendo un socio fiable de Etiopía. Apoyamos firmemente el programa de reformas democráticas y económicas de las autoridades. Solo en materia de cooperación bilateral para el desarrollo, hemos aportado 815 millones de euros en los últimos siete años (2014-2020). Además, Etiopía se beneficia de proyectos por valor de 409 millones de euros en el marco del Fondo Fiduciario de Emergencia para África, llevados a cabo principalmente en apoyo a los refugiados y a las poblaciones de acogida.

 

«Subrayé que, si carecemos de pleno acceso con fines humanitarios a todas las zonas del conflicto, no tendremos más alternativa que posponer el desembolso de 88 millones de euros previsto en concepto de ayuda presupuestaria».

 

Para ayudar a Etiopía a hacer frente a la pandemia de COVID-19, la UE movilizó 487 millones de euros para apoyar el Plan de preparación y respuesta sanitaria del Gobierno. Y se apresuraron varias operaciones de apoyo presupuestario para que el país pudiera hacer frente a las tensiones económicas causadas por la pandemia. No obstante, también subrayé que, en las presentes circunstancias, en particular si carecemos de pleno acceso con fines humanitarios a todas las zonas del conflicto, no tendremos más alternativa que posponer el desembolso de 88 millones de euros previsto en concepto de ayuda presupuestaria.

Redunda en el interés de Etiopía y de toda la región permitir el acceso de la ayuda humanitaria y retomar la senda hacia una paz integradora y sostenible. Las experiencias regionales son pertinentes en este sentido: Sudán se asomó al abismo de la guerra civil hace dos años, antes de que las partes dieran marcha atrás en su enfrentamiento político y optaran, en su lugar, por una transición pacífica. Etiopía prestó una contribución fundamental a esta transición, junto con la Unión Africana y las Naciones Unidas. Quizá Jartum pueda corresponder a este importante esfuerzo pero esto requiere, en primer lugar, relajar las tensiones entre ambos países.

Espero que podamos llegar rápidamente a un resultado favorable con las autoridades y estamos dispuestos a reunirnos en breve con representantes del Gobierno en Addis Abeba. En tanto que UE, seguiremos haciendo lo que nos corresponde, en cooperación con la Unión Africana. Como decimos a menudo, apoyamos «soluciones africanas a los problemas de África». Ahora es urgente encontrar estas soluciones.

 

 

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