ABC Internacional - Borrell: «Europa se ha librado casi al 100% de su dependencia energética de Rusia»

El jefe de la diplomacia europea atiende a ABC en medio de las presiones a Alemania para que suministre carros de combate Leopard a Ucrania

Entrevista publicada originalmente aquí: https://www.abc.es/internacional/borrell-europa-librado-dependencia-energetica-rusia-20230123164343-nt.html

A sus 75 años, Josep Borrell (La Pobla de Segur, 1947) no avista aún el fin de su carrera política. Su éxito en la defensa del constitucionalismo en Cataluña lo rescató de la jubilación y lo devolvió a la arena política: primero como ministro y, desde 2019, al frente de la diplomacia europea, alto cargo que el catalán ha revitalizado tanto como su figura pública. Borrell recibe a ABC en el hotel Ritz de Madrid después de un par de días intensos de grandes recibimientos como el hijo pródigo que vuelve a casa por unos días. Visiblemente fatigado por su apretada agenda, el jefe diplomático de la Unión llega a la sala apurado y enganchado al móvil mientras discurre el encuentro en Ramstein (Alemania), donde el Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania debatía el viernes el envío de tanques pesados a Kiev.

Tildado a veces de poco diplomático –para bien o para mal, es el sello Borrell–, el jefe de la diplomacia europea esta vez mide al detalle sus palabras y hasta torea algunas preguntas para evitar cualquier fractura innecesaria entre los Veintisiete: la unidad frente a Rusia es crucial para el futuro del continente.

—La Eurocámara acaba de aprobar una moción para fomentar un tribunal especial para Ucrania. ¿Tiene recorrido real?

—Hay un problema de responsabilidad, por lo que entendemos que son crímenes de guerra cometidos en Ucrania. Esa responsabilidad se puede reclamar ante el Tribunal Penal Internacional o se puede pensar en un tribunal ‘ad hoc’, lo que tiene su complicación jurídica. Pero es un tema que tocará decidir a la escala de las Naciones Unidas. El Tribunal Penal Internacional ya está haciendo su trabajo, ya está recogiendo pruebas, aunque es cierto que ni Ucrania ni Rusia son firmantes del Estatuto de Roma y eso crea dificultades. Cualquiera que sea el método y el lugar, el proceso de paz pasa por la exigencia de responsabilidades a Rusia.

—Está aumentando la presión sobre Scholz para que ceda los tanques Leopard. A su vez, el canciller alemán pide que primero Washington haga lo propio con los Abrams.

—La UE está representada en Ramstein. Ramstein no es un centro de decisión. Es un centro de coordinación de las decisiones que cada estado toma. Es cierto que el tema del suministro de tanques pesados a Ucrania está en la agenda de Ramstein. Yo personalmente creo que habría que hacerlo, pero son decisiones soberanas de los estados.

—Enviar tanques, ¿para qué? ¿Para tener una mayor fuerza negociadora? ¿Para ganar la guerra? ¿Para retomar Crimea?

—Los tanques sirven para defenderse, pero también para atacar. La guerra de posiciones reclama capacidades mecanizadas que hoy en día no hemos suministrado a Ucrania. Simplemente para continuar haciendo la guerra hacen falta esta clase de armas.

—Polonia asegura que si Scholz se resiste tomará medidas no convencionales. ¿Cómo lo ve usted, que busca la unidad de los Veintisiete?

—Para buscar la unidad lo primero que tengo que hacer es no hacer declaraciones públicas que puedan romperla.

—Según el Instituto Kiel, Alemania está cerca o por encima del Reino Unido en ayuda a Kiev, y ambos solo son superados por EE.UU., pero muchos ven que la torpe diplomacia de Scholz ha desperdiciado ese potencial. ¿En qué está fallando Scholz?

—No digo que esté fallando, eso lo dice usted. Los números cantan: la UE está haciendo un esfuerzo de apoyo a Ucrania muy grande, más en la parte civil y humanitaria que en la militar. De todas maneras el apoyo militar que cada estado presta a Ucrania solo lo sabe él. Ni yo ni el Instituto de Kiel lo sabemos exactamente, son estimaciones. Pero Kiel es una buena fuente de información, y dice que la UE en su conjunto ha superado los 50.000 millones de ayuda y nos coloca los primeros de la lista por encima de EE.UU. y el Reino Unido. Eso lo hacemos los europeos en su conjunto, que es a lo que me dedico, y no a la acción país por país.

—EE.UU. ha cambiado de posición y sostiene que Ucrania necesita poder atacar a Crimea para conseguir más fuerza negociadora. ¿Ve posible seguir intentando una salida negociada con Rusia? Si esa negociación se llevara a cabo, ¿qué líneas rojas pondría? ¿Promueve renunciar a Crimea?

—La UE no es parte negociadora. El que va a negociar es Ucrania, que es el país atacado y el que tiene que decidir los términos. Nosotros tenemos que apoyar a Ucrania para que vaya a la mesa de negociación en la mejor posición de fuerza posible. Y creemos que en esa mesa hay tres cuestiones clave: responsabilidades por los crímenes cometidos; el coste de la reconstrucción y la integridad territorial del país.

—Se hablaba mucho de la crisis energética, y los efectos fatales del invierno no han sido tales. Las reservas han aguantado. ¿Pero prevé más amenazas potenciales que resquebrajen la respuesta europea?

—El invierno nos ha ayudado porque ha sido climatológicamente cálido y eso quiere decir menos consumo por unidad de bienestar. Pero vamos a ver cómo van las cosas. Hay que señalar algo muy importante a lo que quizá la prensa no le reconoce tanta importancia: Europa se ha librado casi al 100% de su dependencia energética de Rusia. Y el caso concreto de Alemania, que era uno de los países que más había contribuido a esa dependencia, se ha liberado al 100%. Alemania no consume ni gas, ni petróleo ni carbón ruso. Esto parecía imposible hace tres meses y demuestra la capacidad de adaptación de Europa.

—Ahora si Ucrania va a por Crimea o si se envían Leopard, Moscú puede otra vez amagar con las armas nucleares. ¿Pero cuánto le debe la UE y, sobre todo, el este a China por su seguridad?

—Rusia se comporta de manera muy irresponsable blandiendo la amenaza nuclear, pero creo que plegó velas porque, entre otras cosas, como usted dice China se manifestó claramente no solo en contra de su uso sino también de amenazar con su uso. En Nueva York, durante la UNGA [Asamblea General de Naciones Unidas], el ministro de Exteriores chino me dijo en nuestro encuentro bilateral, y lo repitió públicamente en la reunión del Consejo de Seguridad, que China no aceptaba que se sacara a relucir el arma nuclear. Y eso probablemente ha provocado un impacto en Rusia.

—Irán ha manifestado su disconformidad con la anexión del Donbass e incluso de Crimea por parte de Rusia. ¿Qué importancia tiene que los principales socios de Rusia no apoyen a Moscú en sus aspiraciones territoriales?

—No le apoya nadie en sus aspiraciones territoriales más allá de Bielorrusia, Siria, Corea del Norte y Eritrea, y no son precisamente grandes compañías. En todo el mundo ha habido 141 votos en contra de Rusia por la invasión a Ucrania y solo cinco votos a favor. El apoyo internacional a Rusia es mínimo y, como usted dice, ni siquiera Irán está en ello.

—Para bálticos, nórdicos y centroeuropeos varios, la supervivencia de Ucrania es algo existencial. ¿Eso no se entiende en algunos gobiernos?

—En Veintisiete países siempre encontrarás inseguridades por motivos históricos o simplemente geográficos y es lógico que cuanto más cerca estés del problema más afectado te sientes. Pero según Eurostat el apoyo de los ciudadanos españoles a la posición de la UE ronda el 80%.