El Mercurio - La guerra y el orden global

26.04.2022

La invasión rusa de Ucrania ha traído la guerra a las puertas de la UE y está desafiando el orden global de la posguerra. AR/VP Josep Borrell habla con EL Mercurio (Chile) de las consecuencias de la guerra para Europa, América Latina y el mundo entero; y también sobre la relación de la UE con el nuevo gobierno de Chile.

Publicado originalmente en El Mercurio: https://digital.elmercurio.com/

 

1.    El Presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha dicho que la guerra no es solo por Ucrania, sino que es la defensa de la democracia o de los valores democráticos. ¿Coincide con él? 

Sí, Ucrania no lucha únicamente contra un acto de agresión de Rusia sino también por los valores de la democracia y coexistencia pacífica, para evitar que rija la ley de la jungla, la ley del más fuerte. En mi reciente visita a Kiev y reunión con el Presidente Zelenski me he encontrado con un Gobierno ucraniano valiente, absolutamente dispuesto a luchar. Ellos explican que se juegan la existencia, la supervivencia como país. Y nosotros no podemos mirar para otro lado. Como UE, estamos movilizando todas las herramientas para ayudar y preservar estos valores y los fundamentos del derecho internacional, rechazando la noción de “esferas de influencia”. A nivel global, 141 estados mandaron un mensaje claro a Rusia cuando condenaron en la Asamblea General de las Naciones Unidas la agresión a Ucrania. La Asamblea General también suspendió la membresía de Rusia en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. De hecho, Chile votó a favor de ambas resoluciones. Ucrania tiene derecho a determinar su propio futuro, asegurar sus propias fronteras internacionalmente reconocidas y comerciar y tratar con quien quiera. Es la misma soberanía defendida con ahínco por los países de América Latina. Ucrania cae lejos. Pero las implicaciones para todos nosotros, a ambos lados del Atlántico, son profundas.

2.    Muchos han advertido que Putin “no se detendrá” en Ucrania. ¿Cree que intente avanzar hacia miembros de la UE, está toda Europa en riesgo?

Mire, la Unión Europea no es una alianza militar y nunca lo quiso ser. Es un proyecto de paz. Después de dos devastadoras guerras mundiales, los europeos decidimos que unirnos sería la forma de no matarnos otra vez. Ahora Europa ha entendido que se encuentra en peligro y por eso está naciendo una Europa geopolítica. Llevamos años hablando de ello, pero ahora lo estamos haciendo: unidos con un propósito y empleando todos los instrumentos. Tras la invasión, la UE actuó con rapidez y determinación. Los europeos se han unido con la voluntad colectiva de defender sus valores. No queremos ser beligerantes, no queremos que la guerra se extienda y no queremos ser parte de ella, pero debemos ayudar a Ucrania para que defienda su libertad y su soberanía. Tenemos que salvaguardar la seguridad de Europa y encontrar una solución para detener esta tragedia humana.

3.    Usted venía planteando hace algún tiempo una nueva estrategia de defensa para el bloque, y entiendo que su plan, la Brújula Estratégica, fue aprobado en marzo pasado. ¿Cuáles son los cambios fundamentales que trae esta propuesta y cómo se inserta en el nuevo escenario y en el marco de la OTAN? 

La invasión de Ucrania es un desafío existencial, la gota que ha colmado el vaso. En este mundo, y no solo a raíz de la invasión rusa, estamos viendo que no se puede hacer frente a las amenazas solo utilizando los instrumentos de tipo civil, también has de tener una capacidad defensiva a la altura de los desafíos. Necesitamos también mejorar nuestras capacidades defensivas, reforzar la interoperabilidad de nuestras fuerzas armadas, de los estados miembros. La UE también quiere ser un actor global, un “proveedor de seguridad”. Tenemos operaciones civiles y militares en África, en el Mediterráneo, en los Balcanes occidentales e incluso en el océano Índico. Y quiero destacar por ejemplo la participación de Chile en la operación de gestión de crisis de la Unión Europea en Bosnia. 

Con la Brújula Estratégica, los 27 estados miembros se han puesto de acuerdo en qué amenazas y retos tenemos por delante y en cómo abordarlos concretamente. Para reforzar esta política de seguridad común, los europeos vamos a gastar más en defensa, pero sobre todo gastar mejor y de manera coordinada, evitando duplicidades. Igualmente, la crisis actual ha vuelto a demostrar lo importante que es la estrecha cooperación entre la UE y la OTAN. Una Europa más fuerte y coherente en materia de defensa será un mejor aliado en la OTAN, que sigue siendo la piedra angular de la defensa de Europa.

4.    La amenaza política al proyecto europeo, sin embargo, es también interna: muchos de los movimientos populistas antieuropeístas, antiglobalización en países de la UE (muchos de ellos con lazos con Putin) han ido ganando terreno. ¿Es un factor de preocupación la consolidación de esos movimientos, que existen en América Latina con algunas diferencias, y cómo se puede abordar este giro hacia los extremos?

Este mundo acelerado del siglo XXI ha traído grandes transformaciones y retos que afectan directamente a la UE, desde la crisis financiera, pasando por el Brexit, la crisis migratoria de 2015-2016, la pandemia y ahora la agresión militar de Rusia a Ucrania, que ha generado más de 4 millones de refugiados. A golpe de crisis, los europeos hemos aprendido que debemos defender de manera mucho más activa y comprometida los valores de democracia y cooperación que dan sentido a nuestra existencia y modo de vida. Y de hecho, en contra de lo que muchos preveían, Europa está fortaleciendo su integración frente a la amenaza de los populismos. Está muy claro que la desinformación, las mentiras y las manipulaciones son parte esencial de la estrategia del Kremlin y alimentan estos movimientos populistas. Y por eso es necesario combatir la fábrica de desinformación rusa y de otros actores, pero no solo en Europa, también en Chile o en América Latina donde se propagan sus mentiras. Nuestro servicio diplomático trabaja codo con codo con los Estados miembros de la UE, la sociedad civil y nuestros socios internacionales para contrarrestar la desinformación y manipulación. Es un desafío compartido. 

5.    La guerra ha obligado al menos a repensar la geopolítica, el orden global, de la posguerra Fría.  ¿Está emergiendo un nuevo orden mundial, en el cual no solo Rusia, sino que países como China e India están tomando nuevos roles y cómo ve el papel de la UE en ese contexto?

La guerra contra Ucrania es la crisis de seguridad más grave en Europa en décadas, pero las amenazas a la seguridad europea van más allá y las piezas en el tablero geopolítico ya se estaban moviendo. Rusia ha tratado de reforzar su posición mediante acciones militares, como la agresión a Georgia en 2008, la anexión ilegal de la península de Crimea en 2014 y los actos de agresión en Donbás. 

China, manifiestamente del lado de Rusia, tiene una estrategia a largo plazo con el objetivo de convertirse en una superpotencia. Hemos pedido a China que no se limite a apoyar la soberanía ucraniana y la necesidad de un alto el fuego en términos abstractos, sino que utilice su enorme influencia con Rusia para lograr el cese de las hostilidades y que descarte cualquier apoyo militar activo a Rusia. 

Todos los países del mundo, especialmente los más poderosos, debemos responder a dos preguntas. Una, ¿queremos que domine el derecho de la fuerza o el estado de derecho? Y dos, ¿permitimos el uso ilegal de la fuerza? Creo que las respuestas son claras; necesitamos unir fuerzas para detener esta terrible guerra de agresión y trabajar juntos para reconstruir la arquitectura de seguridad internacional y defender el multilateralismo, los derechos humanos, y los principios de la Carta de las Naciones Unidas, como la soberanía y la integridad territorial.

6.    La idea de un embargo energético total está tomando fuerza como medida de presión a Rusia. Pero varios países de la UE han mostrado reticencia. ¿Hasta dónde está el bloque dispuesto a llegar?

Ninguna opción está fuera de la mesa. La Unión Europea ha reaccionado a la agresión rusa con los paquetes de sanciones más amplios de la historia de nuestra Unión. Hemos prohibido la importación de carbón de Rusia, así como la exportación de tecnología de refinado de petróleo. Las empresas europeas ya no pueden invertir en el sector energético ruso. Además, Alemania ha decidido detener la activación del oleoducto Nord Stream 2. Créanme, son pasos muy importantes. Los líderes de la UE han acordado eliminar rápidamente nuestra dependencia energética de Rusia. Se trata de un imperativo estratégico de primer orden. Tenemos que buscar proveedores alternativos y acelerar nuestra transición energética verde centrándonos en las energías renovables y el hidrógeno. La lucha contra el cambio climático y nuestras consideraciones geopolíticas van de la mano.

La relación de la UE con el nuevo gobierno de Chile

Chile está en un momento de cambio de ciclo político no solo por el cambio de gobierno, con un Presidente “sub40” y una nueva izquierda, sino que también por la redacción de una nueva Constitución. 

7.    Entiendo que usted tiene buenos amigos en Chile y que conoce de cerca la política local ¿Cómo ve el proceso político en el país?  

Santiago está a 12.000 kilómetros de Bruselas, pero yo me siento muy cerca de Chile. El Presidente Boric sería el cuarto Presidente de Chile que me hiciera el honor de recibirme en La Moneda. Desde que a mediados de los 90, Ricardo Lagos, entonces ministro de Obras Publicas como yo, me invitó a visitar Chile, he aprendido a conocer y a querer este maravilloso país, desde los salares del Norte a las torres patagónicas.  De la mano de los libros de Isabel Allende he conocido su historia, entrelazada por los que de un lado al otro del océano huyeron de sus respectivas dictaduras y fueron acogidos fraternalmente. Pero no es la geografía, la cultura o la diplomacia, son sobre todo los lazos de amistad. 

Chile se enfrenta a grandes desafíos y está abriendo una nueva etapa cargada de esperanza para construir una sociedad más justa y democrática. Mi primer objetivo con esta visita es compartir un mensaje de apoyo y optimismo, y recordar a los chilenos que siempre pueden contar con la Unión Europea. Es un honor ser una de las primeras autoridades que realiza una visita oficial tras el cambio de mando presidencial.

8.    Recién electo, tras hablar con usted, el Presidente Gabriel Boric dijo que fue una “muy buena conversación de mucha complicidad sobre los desafíos comunes de nuestra época”. ¿Cómo está esa relación hoy y qué desafíos en común le parecen más relevantes de abordar en su visita de la semana próxima (entrante)?

Sí, he sentido una afinidad inmediata y mucha complicidad con el Presidente Boric y la Canciller Urrejola.  Chile es un socio privilegiado. Fue el primer país con representación de la entonces Comunidad Europea en 1967 y el primero en tener un Acuerdo de Asociación con la UE en América Latina en 2002. La UE es el principal inversor en el país y un socio comercial importante. Quiero resaltar nuestro compromiso compartido de concluir el Acuerdo de Asociación modernizado lo antes posible. Será un hito, un acuerdo de última generación, que abre capítulos nuevos sobre desarrollo sostenible, comercio justo, participación ciudadana, pequeñas y medianas empresas, cooperación en salud o modernización del estado. 

Pero nuestra agenda es muy amplia y va más allá de nuestra cooperación bilateral. Chile, es pieza esencial en la relación transatlántica-sur y abierto hacia el Pacifico, que será escenario principal de la historia en este siglo. Como socios, sólo desde la acción colectiva, cooperativa y multilateral podemos afrontar la recuperación de la pandemia, la lucha contra el cambio climático, las crisis migratorias o la transición hacia una sociedad más justa. Son problemas comunes y buscamos respuestas conjuntas.

9.     La Convención Constitucional está en la última etapa de su trabajo. La UE ha acompañado el proceso, y usted mismo lo ha elogiado como un proceso innovador. ¿Cómo lo evalúa ad portas del cierre de la Convención? ¿Hay algún aspecto que le inquiete, pensando en que la UE es el principal inversor extranjero en Chile y que este nuevo marco legal será el que dé las garantías?

La UE, al igual que el resto del mundo, ha seguido el proceso constitucional que nace como respuesta democrática a una crisis social, con gran interés. La Convención Constitucional, con su paridad de género y asientos reservados para los pueblos indígenas, es una fuente de inspiración para la creación de nuevos espacios de participación, igualitarios e inclusivos. Creo que, ante todo, Chile traslada a sus ciudadanos y al mundo una fuerte señal de compromiso con la democracia. Yo confío en que el proceso refleje los anhelos transversales y concite el respaldo más amplio posible de una sociedad compleja y diversa para facilitar así el desarrollo cohesionado del país. En Europa enfrentamos desafíos similares y el lanzamiento por parte de la UE de la Conferencia para el Futuro de Europa es un claro ejemplo de nuestro esfuerzo por aumentar la participación ciudadana en el diseño de nuestra convivencia. 

10.    ¿Qué rol espera la UE que juegue Chile en su relación más global en América Latina, tanto política como económicamente, considerando que en los últimos años hemos visto inestabilidad en varios países o el fortalecimiento de gobiernos autoritarios como Venezuela o Nicaragua? 

Confío en el liderazgo de Chile. 30 años después del final de la dictadura, Chile sigue siendo un referente para la región en muchos sentidos. Chile se ha dotado de instituciones democráticas sólidas y fiables, con una economía dinámica, el PIB per cápita más alto de la región y miembro de la OCDE desde 2010. Chile aborda los grandes retos de la cohesión social, los derechos de las minorías, la igualdad de género o la problemática medioambiental con gran valentía. Ese liderazgo y compromiso inequívoco con los valores democráticos, el Estado de Derecho y los derechos humanos se proyecta con fuerza en la región. Desde la Unión Europea valoramos además el compromiso del Presidente Boric con el fortalecimiento de las relaciones regionales y continentales en América Latina. Ese es también nuestro ADN, porque la integración europea construye unidad a partir de las diferencias y nos ha permitido superar nuestras guerras fratricidas.