Russia/Ukraine: Speech by High Representative/Vice-President Josep Borrell at the EP plenary

06.04.2022
Strasbourg
EEAS Press Team

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Ms President of the European Parliament [Roberta Metsola], Monsieur le président du Conseil européen [Charles Michel], Madame la présidente de la Commission [européenne, Ursula von der Leyen], Honourable Members, 

I have the honour of participating in this debate, representing the Council of the [European] Union since the High Representative has the honour to chair the two formations of the Council meetings related to Foreign Affairs and Security and Defence. 

Allow me to continue in Spanish.  

La seguridad, la defensa y la política exterior están viviendo momentos especialmente importantes en la construcción de Europa hoy. La guerra contra Ucrania representa un momento fundador y un momento de despertar de los europeos que se enfrentan a una crisis de seguridad que demuestra nuestras debilidades. A una dependencia energética que sabíamos que teníamos, pero no éramos conscientes de cuán grande era. Y a una posición geopolítica en el mundo que nos muestra también los riesgos de un encogimiento estratégico en el mundo dividido que va a surgir de esta guerra.  

Me gustaría hablar de estos tres temas. El Consejo europeo, bajo la presidencia y el liderazgo del presidente [Charles] Michel nos dio un conjunto de directrices para guiar la acción - la de la Comisión, por supuesto, también la del Consejo.  

En materia de acción diplomática, estamos desarrollando una intensa labor para conseguir tres objetivos. Primero, aislar a Rusia. Aislarla de la comunidad internacional. Segundo, unir a la comunidad internacional en la defensa de los principios básicos del orden basado en leyes. Tercero, evitar que este conflicto no construya un mundo dividido en torno a una nueva guerra fría que enfrente al Oeste, the West - como suelen decir en Moscú y en Pekín - con la nueva alianza de los autócratas, mientras que hay un grupo de países emergentes que cuidadosamente tratan de evitar tomar partido en este conflicto, pero que muchos de ellos se inclinan - no nos lo ocultemos - del lado de Rusia.  

En este panorama, nuestra acción internacional se ha desarrollado y ha conseguido dos grandes triunfos diplomáticos en Naciones Unidas. Dos votos con una gran mayoría que ha condenado a Rusia y ha defendido los derechos humanos de los ucranianos. Pero deberíamos tener mucho cuidado en analizar cuál es la solidez de esta mayoría, y cuáles son las posiciones de grandes potencias que no han condenado a Rusia. Eso exige de nuestra parte mirar al mundo como es, no a través de nuestros ojos, sino a través de los suyos, para entender las razones de esta actitud. Un gran poeta español decía que el mundo es del color del cristal con el que se mira. Y nosotros hemos de aprender a mirar el mundo con el color del cristal de los demás para entenderlo mejor.  

Desde el punto de vista de seguridad y defensa, el Consejo Europeo ha adoptado la brújula estratégica - gracias por recordarlo, señor Presidente - que es la manera de guiar el aumento de nuestras capacidades en este terreno. Porque esta crisis ha venido a demostrar nuestras debilidades en materia de seguridad y defensa.  

Desde el año 2008, cuando se inicia la crisis del euro, los europeos seguimos nuestro proceso de desarme hasta alcanzar el punto más bajo en el 2014. Desde entonces, hemos aumentado nuestras capacidades militares, pero estamos todavía en el 1,5% del PIB, todos los países juntos. Nos hemos acostumbrado a vivir bajo el paraguas protector de los Estados Unidos y confiando en que el ser miembros de la OTAN resolvería todos nuestros problemas. No hay alternativa a la OTAN para la defensa territorial de Europa - digámoslo claramente. Pero aparte de eso, nosotros tenemos que llevar nuestra parte y asumir nuestra parte de responsabilidad. Hay que acabar con un cierto grado de desresponsabilización de los europeos frente a los problemas de su seguridad y defensa. Pero sería un grave error que todos los Estados miembros aumentasen su gasto en defensa de forma proporcional a lo que cada uno tiene ahora. Eso sería un inmenso despilfarro, porque no haríamos sino multiplicar las actuales duplicaciones y seguiríamos teniendo los mismos gaps que tenemos. Hemos de hacerlo de una forma coordinada, para optimizar los recursos de los contribuyentes. Y ese es el gran trabajo que tenemos por delante, no solo gastar más, si no gastar mejor.  

Hay que de seguir defendiendo a Ucrania. Hace unos pocos días, un miembro de esta Cámara me decía que había que acabar la guerra cuanto antes y que para acabar la guerra lo mejor que podíamos hacer era dejar de armar a Ucrania. Sí, hay que acabar la guerra cuanto antes. Pero, cuando la guerra se acaba, ¿cómo se acaba? Cuanto antes, sí, pero no de cualquier manera. Nos importa cómo se acaba esta guerra. Porque si esta guerra se acaba con un país destruido y dominado, despiezado territorialmente y neutralizado, con millones de exiliados y miles de muertos, entonces no, no queremos que esta guerra se acabe así. Y para que esta guerra no se acabe así, hemos de continuar apoyando a Ucrania. No queremos que esta guerra se acabe así. Cuanto antes, pero no de cualquier manera. Y para eso hemos de seguir armando a Ucrania. 

[El presidente de Ucrania, Volodymyr] Zelenskyy necesita menos aplausos y más ayuda. Zelenskyy necesita que le digamos menos veces que es un héroe y le demos más armas para luchar. Eso es lo que esperan de nosotros los ucranianos y eso es lo que estamos haciendo y hemos de hacerlo más y más aprisa. Seguir presionando a Rusia y seguir armando a Ucrania. Ayudarles en su defensa y combatir al invasor con todas las capacidades que tenemos a nuestro alcance.  

Hemos dado a Ucrania pronto 1.000 millones de euros. Que puede parecer mucho, pero 1.000 millones de euros es lo que pagamos a [el presidente de Rusia, Vladimir] Putin cada día por la energía que nos suministra. Desde que empezó la guerra le hemos dado 35.000 millones de euros, compárenlo con los 1.000 millones que les hemos dado para armarles a los ucranianos. Esta gigantesca diferencia debe señalar también la necesidad de llevar a la práctica lo que el Consejo Europeo nos ha ordenado: disminuir la dependencia energética. Y, en eso, la Comisión ejercerá sin duda su liderazgo, proponiendo las acciones necesarias para ello.  

Hoy, acabamos con el carbón, pero es una parte muy pequeña de la factura. Nuestra independencia, nuestra autonomía energética pasa por el desarrollo de las energías renovables y, por una vez, la geopolítica y el cambio climático se dan la mano en un objetivo común.  

Finalmente, quiero insistir en una idea que me parece fundamental. Los europeos debemos tomar conciencia del mundo en el que vivimos. Somos el 5% de la población mundial - 5% de la población mundial. Éramos el 25% cuando se acabó la última gran guerra. Estamos rodeados por un círculo de inestabilidad desde Gibraltar hasta el Cáucaso, con una población que es dos veces más joven que nosotros y somos fuertemente dependientes en materia energética. Pobres, viejos y dependientes no es una gran receta para el futuro. Pocos, envejecidos y dependientes, no es una receta para el futuro. 

Necesitamos rejuvenecernos, necesitamos ampliar nuestra influencia, necesitamos tener más capacidades para defender nuestros principios y nuestros valores. Tenemos que usar todos los poderosos medios que tenemos para ejercer nuestra influencia en el mundo de una forma coordinada entre lo que representan los Estados [miembros] y lo que representa la Comisión [europea]. Y, gracias a Dios, tenemos la Unión Europea. Si no la tuviéramos, la tendríamos que inventar. Porque, ¿qué sería de cada uno de los Estados miembros hoy si estuvieran solos? ¿Qué sería del más grande de ellos, incluso el más grande y poderoso, si tuviera que hacer frente solo al nuevo mundo que se viene encima? Por eso, nuestra unidad, la unidad de los europeos, ese gran activo que día a día forjamos, tiene que ser la guía, la brújula que nos guíe para defender lo que somos: la mejor combinación de libertad política, prosperidad económica y cohesión social que el mundo ha sido capaz de construir. Eso está hoy en peligro, pero los europeos lo sabremos defender.  

Gracias. 

Enlace al vídeo: https://audiovisual.ec.europa.eu/en/video/I-223089

 

Closing remarks 

Ms President, Madame la présidente, chers collègues de la Commission [européenne], Honourable Members, 

Cela a été un débat très illustratif, on voit bien les différentes positions du spectre politique qui est représenté ici - de l’extrême gauche à l’extrême droite, le peuple européen est représenté ici.  

Je dois dire qu’il y a des positions qui m’ont vraiment choqué, il y en a d’autres avec lesquelles je suis tout à fait d’accord. Mais il y a un certain nombre de positions qui m’ont profondément surpris, parce qu’elles montrent une méconnaissance du monde et de la manière dont on fait de la politique étrangère et de ce qu’il est en train de se passer en Ukraine.  

Permettez-moi de continuer en espagnol. 

Este es un debate parlamentario sobre las conclusiones del Consejo europeo, donde los parlamentarios analizan, valoran, critican y sugieren sobre las posiciones que han tomado los jefes de Estado y de Gobierno en ese órgano - el Consejo europeo - que es el órgano político director de la Unión europea. Y creo que es así como hay que abordar este debate, ¿qué es lo que los parlamentarios piensan de lo que el Consejo europeo propone? 

El Consejo europeo – yo tengo el honor de participar en sus debates como alto representante para la Política Exterior y de Defensa – ha dicho que hay que seguir apoyando militarmente a Ucrania y hay que seguir poniendo presión económica, financiera, política y diplomática sobre Rusia. No hay aquí una absoluta unanimidad sobre este planteamiento, porque he escuchado a quiénes que dicen que no, que no hay que seguir apoyando a Ucrania porque eso va a prolongar la guerra. Y que lo que hay que hacer es hacer la paz. Ciertamente, todos queremos hacer la paz, pero la paz se hará cuando se haga y se acabará haciendo - todas las guerras acaban - en el marco de unas negociaciones a las que las partes llegarán en diferentes posiciones de fuerza. Y todos sabemos que la diplomacia interviene para acabar una guerra cuando los dos combatientes están exhaustos y no pueden continuarla, o cuando uno no tiene más remedio que negociar a la baja. Y, como he dicho antes, queremos acabar esta guerra, pero no queremos que acabe de cualquier manera.  

Tenemos que preservar la integridad territorial, la independencia, la soberanía y la recuperación de Ucrania. Para eso, desgraciadamente, Ucrania tiene que seguir defendiéndose. Para eso, tenemos que seguir ayudándola, porque si no lo hacemos no se podrá seguir defendiendo. Por lo tanto, yo creo que el Consejo europeo ha hecho bien al decir que hemos de seguir apoyando militarmente a Ucrania y espero que la mayoría de esta Cámara apoye esta decisión - aunque ha habido voces que no lo han hecho, de la extrema derecha a la extrema izquierda. Unos por un angelismo completamente inútil de creer que las cosas se resuelven con buenas palabras y otros, probablemente, por posicionamientos tácticos - que cada cual tenga los suyos. Otros han dicho que no ayudamos suficientemente, y probablemente es una cuestión que tenemos que ponernos, ¿podemos ayudar más? Sí, podemos, pero no podemos entrar en la beligerancia, porque no queremos ser parte beligerante en esta guerra, no queremos que la guerra se extienda. Y eso nos coloca en una posición difícil de equilibrio entre ayudar sin intervenir. Y comprendo que los equilibrios son fáciles de criticar, porque son precisamente equilibrios. Pero ciertamente, señorías, no queremos que esta guerra se extienda, que se prolongue, que afecte a más y desde luego, no queremos intervenir directamente en ella. Creo que la mayoría de la Cámara apoya esta posición. Pero sin intervenir, podemos ayudar y podemos hacerlo más y más rápido. Lo haremos. Todavía tenemos recursos para seguir apoyando y financiando el apoyo. Cuando se acaben, el Consejo tendrá que decidir si aporta más.  

También he oído voces críticas con respecto a la presión que se hace sobre Rusia. Y muchos parlamentarios, muchos de ustedes han pedido que se haga más y, en particular, que se haga más en el campo de la energía, que es ciertamente nuestro talón de Aquiles, es nuestro punto vulnerable y es la riqueza de Rusia. Y de eso, sin duda, la Unión europea tiene que extraer lecciones para el futuro y para la acción inmediata.  

Hemos aprendido que la energía más barata no es la que lo parece. Que la energía más fácil no es la que está más cercana. Y que la energía más segura tampoco es aquella que nos la suministran países de poco fiar. Porque aunque sea barata cuando la compras, si el dinero que pagas a quien te la vende, este lo utiliza para construir una capacidad militar que después la usa contra ti o contra tus amigos y te obliga a ti a hacer un gasto militar para compensar esta agresión, entonces esa energía ya no es la más barata. Porque al coste de compra tienes que añadir el coste de precaución. Y eso es lo que nos ha pasado con Rusia, porque Putin ha construido su imperio militar gracias a las fuentes energéticas que nos ha vendido y lo viene haciendo sistemáticamente desde hace muchos años.  

Cuando la Unión Soviética se hunde, producía 12 millones de barriles al día. Pocos años después, su producción había caído a 6 millones de barriles al día. Hoy vuelve a estar en 12 millones de barriles al día y su producción gasista ha aumentado extraordinariamente. Y con eso ha financiado un ejército que usa sin escrúpulos en Siria, en Libia, en el Cáucaso, en África y ahora en Ucrania. Y eso nos obliga a hacer un gasto militar para hacer frente a esa amenaza. Su energía no es barata, su energía nos está saliendo muy cara.  

Cuanto antes prescindamos de ella, mejor. Y hay que hacerlo rápido, pero sabiendo lo que quiere decir hacerlo. Porque cuando un país tiene una dependencia energética muy fuerte, no puede cancelarla de la noche a la mañana. Entonces, ni de la noche a la mañana, ni demasiado despacio. Poniendo instrumentos que hagan presión de tipo fiscal y financiero, compromisos políticos. Estoy seguro que en el Consejo de Asuntos Exteriores del lunes, volveremos a discutir sobre este tema. Tengan la seguridad que transmitiré lo que he escuchado esta mañana aquí acerca de suprimir la dependencia del petróleo y del gas ruso, tan pronto como podamos hacerlo.  

He oído a un diputado español recordar a Guernica. Sí, Mariúpol es el Alepo de Europa o la Guernica de Ucrania - una ciudad martirizada y destruida en actos que son crímenes contra la población civil, crímenes de guerra. Nos ocuparemos de eso. Haremos lo posible para ayudar a los ucranianos y poner presión sobre Rusia.  

Tenemos, señoras y señores diputados, que reforzar nuestra unidad, porque este es el tercer choque asimétrico que sufre Europa. El primero fue de naturaleza financiera y económica, la crisis del euro. El segundo ha sido la crisis sanitaria. Y este es el tercer choque que nos afecta de manera diferente a unos y a otros.  

En la frontera este, los refugiados hacen más presión sobre Polonia que sobre Portugal - es evidente. Desde el punto de vista energético, los suministros rusos hacen más presión sobre Alemania que sobre España - también es evidente, porque España no consume apenas gas ruso. Nos afecta de una forma distinta. Y cuando nos afecta de forma distinta, es cuando hay que mostrar una unidad basada en la solidaridad. Porque cuando nos afecta a todos de forma igual, no hay necesidad ni de unidad, ni de solidaridad. Pero cuando nos afecta de forma diferente es cuando hemos de ser solidarios. Es cuando tenemos que construir una unidad basada en el reparto de los costes. Esta es la gran tarea que tenemos por delante, construir una unidad basada en un reparto solidario de los costes, que implica hacer frente a los peligros que nos amenazan. El burden sharing, el repartir equitativamente los costes entre países y entre ciudadanos. Porque si, yo comprendo que pedirle a alguien que no tiene calefacción porque no se la puede pagar, que baje 1 grado la temperatura es sarcástico - no puede bajar porque ya está a 0. Pero socialmente, podemos sin duda hacer un esfuerzo para reducir y cada kilovatio-hora cuenta. Cada unidad de energía ahorrada es una forma también de contribuir a ganar esta guerra.  

Señorías, transmitiré sus preocupaciones, sus proposiciones, sus críticas al Consejo europeo a través, claro está, del filtro que representa mi interpretación de sus posiciones.  

Gracias, Guy Verhofstadt [Miembro del Parlamento Europeo] por esta carta que me ha enviado, que representa un número importante de parlamentarios. Tenga la seguridad que la transmitiré a los ministros el lunes, al presidente del Consejo europeo y a la próxima reunión de esta institución. 

Muchas gracias por su participación en el debate. 

Enlace al vídeo: https://audiovisual.ec.europa.eu/en/video/I-223093 

 

Peter Stano
Lead Spokesperson for Foreign Affairs and Security Policy
+32 (0)460 75 45 53