El País - Borrell: “Tememos que Putin se anexione las partes ocupadas de Ucrania”

"Tememos que Putin se anexione las partes ocupadas de Ucrania"
BERNARDO DE MIGUEL
La primera ronda de sanciones aprobadas por la Unión Europea contra Rusia por el reconocimiento de la independencia de parte del este de Ucrania "ha golpeado en lo más alto" del régimen de Vladímir Putin, señala Josep Borrell , alto representante de Política Exterior de la UE, en una entrevista con EL PAÍS. Pero el jefe de la diplomacia duda de que ese castigo baste para disuadir al presidente ruso de continuar su agresión contra un país vecino al que ya arrebató la península de Crimea en 2014. "Tememos que el siguiente paso de Putin sea anexionarse las dos provincias ucranias en las que hasta ahora los separatistas prorrusos solo ocupan el 30% del territorio", suspira Borrell (La Pobla de Segur, Lleida, 74 años) en su despacho en el piso 12 del Berlaymont, sede de la Comisión Europea en Bruselas. Las alarmas son tan evidentes que el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha convocado una cumbre europea extraordinaria para hoy.
Pregunta. Las primeras sanciones aprobadas, ¿son realmente un golpe a Rusia o un aviso?
Respuesta. Es el primer golpe. Y ojalá el último. Pero me temo que no. Es la primera respuesta, tomada en 24 horas y coordinada con EE UU, el Reino Unido y Canadá. Afecta sobre todo a los responsables de lo que está ocurriendo y a las posibilidades de financiación del Gobierno ruso.
P. ¿Qué teme que pueda ocurrir a corto o medio plazo?
R. Las tropas rusas han ocupado abiertamente la parte del Donbás que estaba en manos de los secesionistas. Pero las repúblicas fantasmas reconocidas por Moscú solo ocupan el 30% del territorio de las dos partes. Y tememos que los siguientes pasos sean la anexión de esa parte y luego la reivindicación manu militari del 70% restante bajo control de Kiev.
P. ¿Qué nueva línea roja tendría que pasar Moscú para desencadenar otras sanciones?
R. Tenemos a las tropas rusas frente a las ucranias. Eso aumenta el riesgo de una chispa que provoque un incendio. Podría ser la anexión de parte del Donbás o la decisión militar de tomar para esas repúblicas el territorio que todavía controla Ucrania.
P. Las sanciones impuestas a Rusia en 2014 no han cambiado nada sobre el terreno y Crimea sigue en manos de Moscú. ¿Pueden ser más efectivas ahora?
R. Las sanciones no paran las acciones que pretenden combatir. Hacen daño, pero no han tenido la capacidad de dañar tanto la economía como para que Rusia piense en devolver Crimea a Ucrania. Pero la UE no es una alianza militar. Nuestra capacidad de acción es civil, basada en instrumentos civiles, comerciales o financieros que le hacen la vida más difícil a los perpetradores. Rusia sabía que esto iba a venir y lleva tiempo acumulando grandes reservas de divisas. Ha anticipado mucho más que nosotros la dimensión financiera de lo que podía ocurrir. Tiene más resiliencia contra nuestras acciones mientras nosotros seguimos teniendo una gran dependencia de su gas.
P. Entre los cargos rusos sancionados no figuran ni Putin ni su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov. ¿Es porque quieren dejar una puerta a la negociación?
R. Siempre se hace así. En los procesos de sanción, los máximos responsables no son los primeros en ser sancionados. Ha sido así en el caso de Bielorrusia, Venezuela... se empieza por abajo.
P. Pero han llegado bastante arriba, hasta el gabinete de Putin y las jefaturas de los ejércitos.
R. Hemos llegado muy arriba y afecta a la clase dirigente rusa, los llamados oligarcas y también a todos los que participan en procesos de acoso político y desinformación contra Ucrania. Porque Putin no solo quiere conquistar territorios, también quiere conquistar los espíritus. Lo que realmente le preocupa a Putin no es la situación de las minorías rusohablantes ni la OTAN, sino la extensión de la democracia y la libertad junto a sus fronteras. Un régimen con una deriva autoritaria como la de Rusia no puede permitir que una parte de lo que él considera su propio pueblo se embarque en un modelo alternativo de desarrollo que puede representar lo mismo que representaban durante la Guerra Fría los dos lados del muro de Berlín.
P. ¿Ve posible recuperar una buena relación con el régimen de Putin después de todo lo ocurrido en los últimos años?
R. Con el actual régimen es ya muy difícil. Nos estamos instalando en un antagonismo existencial. Soy de los que siempre he dicho y hecho lo posible para mantener abiertos cauces de comunicación con Rusia, algunas veces asumiendo riesgos. Pero ahora lo veo cada vez más difícil.
P. Algunos analistas apuntan que la agresión de Putin no va contra la OTAN, sino contra UE.
R. Para el régimen de Putin, la UE es la antítesis. Por eso, primero nos desprecia, porque dice que no tenemos nada que decir aparte de lo que diga EE UU. Y luego manda una carta a cada uno de los 27 países para ver si encuentra respuestas diferentes, por si hay alguno que discrepe. Y se encuentra con que no recibe 27 respuestas sino una sola firmada por mí en nombre de todos. Y eso le enfurece. Ha llegado a decir a uno de los ministros [de Exteriores de la UE]: 'Yo quiero hablar con vosotros porque tenéis fuerza política, y me contesta un burócrata de Bruselas'. La UE representa unos valores antitéticos con los suyos. Y eso se enmarca en una dinámica que va más allá de Rusia y Europa. Es la dinámica del conflicto entre regímenes autoritarios y democráticos. Por eso hay que leer con atención el reciente manifiesto ruso-chino. Es un verdadero desafío intelectual contra un modelo basado en reglas multilaterales, la universalidad de los derechos humanos y el sistema democrático. Es un texto fundador del conflicto que viene.
P. ¿Las sanciones no pueden hacer que Rusia estreche aún más su alianza con China?
R. Rusia se está acercando a China, pero es una relación extraordinariamente desequilibrada. Al lado de China, Rusia es diminuta y su gestión económica es catastrófica. Rusia sobrevive gracias a las exportaciones de gas y petróleo. Pero necesita apoyarse en alguien, entre otras cosas porque a medio plazo, y vamos a intentar que ese plazo sea lo más corto posible, no vamos a seguir comprándole el gas. Hoy, el 40% de nuestro consumo de gas depende de Rusia. Estamos movilizando estratégicamente todas nuestras políticas para disminuir esa dependencia.
P. Da la impresión de que en todas las crisis con Rusia desde 2008, Europa y, sobre todo, Alemania, titubea en la respuesta. ¿Es por temor a las consecuencias económicas o porque creen que Putin tiene parte de razón?
R. Rusia puede plantear sus preocupaciones legítimas sobre seguridad. Y ciertamente se puede argumentar que el despliegue de la OTAN en todas sus fronteras occidentales podría ser una fuente de preocupación. Pero decir que la OTAN rodea a Rusia es evidente que no es así. Y le hemos ofrecido debatir esas preocupaciones. Pero en el siglo XXI esos debates se resuelven dialogando, no acumulando 150.000 soldados en la frontera del vecino.
P. Pero Putin lleva desde 2007 advirtiendo de su preocupación. Y la respuesta de la OTAN fue invitar a Ucrania y Georgia a ingresar en la organización y la Alianza ha seguido creciendo hacia el este.
R. No digo que los occidentales no hayamos perdido ocasiones para intentar encontrar un mejor acomodo con Rusia. Las distintas Administraciones estadounidenses han tenido una actitud de balanceo. Y la peor de las decisiones es hacer algo y luego no hacerlo, que fue la promesa a Ucrania y Georgia de pertenecer a la OTAN y luego encontrarte aliados que no están dispuestos a poner en marcha ese proceso.
P. ¿El error fue invitarlos o invitarlos y no cumplirlo?
R. Creo que fue un error pensar que se les podía invitar sin cumplirlo.